La Crónica: La reacción tardía no le da al Sporting

Salió tarde el Sporting al Martínez Valero y se volvió de vacío. Derrota de los rojiblancos ante un Elche que propuso en la primera parte, consiguió su recaudación y se dedicó a guardar la ropa tras haber nadado. El Sporting dio la cara en la segunda parte pero el trecho levantado por el equipo de Beccacece era largo. Otero dio algo de esperanza pero no se pudo consumar la machada. Duro golpe en la recta final. Duro, sí. Definitivo, ni mucho menos. 

Antes de que el crono del Martínez Valero marcara el primer minuto, el Sporting había mostrado ya su cara feroz. Transitaron rápido los de Ramírez para que Nacho Méndez embocara a Mario González en dirección al área. Sin suerte para el burgalés pero un inicio prometedor. Se paró el partido ante la grave lesión de Borja Garcés. Entre lágrimas, se retiraba el delantero que siempre estaba en la musica relacionada con el verano del Sporting. Un contratiempo que frenaba el inicio fulgurante de los rojiblancos, que habían entrado de pie en el partido. 

El ritmo era rápido en Elche. Algo que no incomodaba al Sporting. Bien amarrado atrás, los centrocampistas lanzaban los ataques buscando a las dos puntas de lanza. Djuka y, algo más participativo, Mario eran los receptores de los ataques aunque sin fortuna en los primeros minutos. Dominio verdiblanco, llegadas rojiblancas. 

El Elche comenzó a coger temperatura y del dominio pasó a las llegadas. Tete Morente fue el primero en comprobar la fiabilidad de los guantes de Yáñez con un remate de cabeza que sorprendía a la zaga rojiblanca. Más sorprendió Mourad. Nico Fernández disparó contra el palo y el rechace le fue manso a los pies de Mourad. Ingresado tras sustituir a Garcés, remataba a puerta vacía para asestar un duro golpe a la moral rojiblanca. 

No le sentó del todo mal el tanto. Al menos, de primeras. Gaspar ensayó disparo contra las manos de Dituro. Fue el preludio para otro bofetón. No fue capaz de sacar el balón desde atrás el Sporting y el Elche golpeó con fuerza. Le cayó la pelota a un atinado Tete Morente que, desde fuera del área y leyendo que Yáñez estaba fuera de plano, la ubicó pegada al palo donde nunca llega el portero. Segundo golpe consecutivo en un corto plazo de tiempo. Incluso pudo llegar el tercero, anulado por un justo fuera de juego. Al descanso a reflexionar. 

Lo hizo Ramírez con un doble cambio. La entrada de Juan Otero y de Dani Queipo amagaba con darle más dinamismo a los rojiblancos en una tarde que se dibujaba fea. No le daban las sustituciones aire al Sporting en zona ofensiva y tardaba en reaccionar el cuerpo técnico para meterle guindilla. Desde dentro del campo, Otero amenazaba desde fuera del área. Un mínimo aviso en una tarde mala. Pero había tiempo para que escampara. 

Se animaba el Sporting con los dos cambios. Queipo conectó con Otero con un gran centro que hizo mejor un buen remate del colombiano. El gol es vitamina y para el conjunto de Ramírez fue revitalizante. Quedaba un muro por delante pero el conjunto gijonés se puso el mono de trabajo para derribarlo. El Elche se esfumó del césped del Martínez Valero y el balón pasó a dominio rojiblanco. De forma abusiva. De lado a lado, como si de un partido de balonmano se tratara, buscaba la brecha en la zaga ilicitana. Otero, el más activo de la segunda, tuvo el empate pero su disparo se marchó cerquita del palo. Tiempo había. 

El dominio rojiblanco no se traducía en llegadas. Mario González tenía un buen cabezazo que no se marchó muy lejos. Tuvo otra el burgalés, que despejó un centro peligroso más fácil de empujar que de sacar. No se lo creía el Sporting. Fue la última de un equipo que reaccionó tarde en un partido en el que pudo haber plantado más cara que para traerse un botín tan triste. Honor a los desplazados y toca levantarse. Queda leña que cortar.