Con sufrimiento sabe mejor: ¡El Oviedo regresa a Primera División!

Con épica y sufrimiento. Mucho sufrimiento. Nadie podía imaginarse un ascenso del Real Oviedo de otra forma y así sucedió. 24 años después, los azules regresan al lugar de donde nunca debieron irse. Y lo hicieron a base de orgullo y garra, porque la eliminatoria se puso muy cuesta arriba con el tanto de Panichelli. Pero nadie lo quería más que el equipo de Paunovic, que firmó una remontada que remató en la prórroga para regresar a Primera División 24 años después. Se acabó el eterno invierno en Oviedo. 

Era uno de los días más mágicos desde su construcción y el Carlos Tartiere no falló. La previa superó lo vivido el curso pasado ante el Espanyol y las 30.000 almas cantaban al unísono un Volveremos con la idea de que el próximo fuese en Primera División. Para lograr el objetivo, Paunovic regresó al plan inicial con la defensa de cuatro hombres y con el regreso de Santi Cazorla al once, que no se iba a perder este partido por nada del mundo. 

Trató el Oviedo de comenzar mandando e imprimiendo un ritmo muy intenso, aunque esa sobreexcitación provocó que los azules intentasen anotar el gol demasiado rápido. Todo lo contrario a un Mirandés que jugaba de memoria y con más tranquilidad, sobre todo teniendo en cuenta el resultado. El primer aviso llegó tras un error de Costas, que obligó a salir a Escandell, pero a la segunda llegó el castigo. Iker Benito la colgó al segundo palo y Panichelli se elevó para imponerse en el área y anotar el 0-1 a los 16 minutos. Duro golpe para el Oviedo. 

Tardaron los azules cinco minutos en sobreponerse, pero a partir del ecuador del primer tiempo volvieron a mandar. La primera llegada surgió tras una combinación de muchos quilates entre Chaira y Viñas que nadie fue capaz de empujar para poner el empate. Costaba mucho hacerle verdadero daño al Mirandés, bien plantado en su bloque bajo, y solo un error o una acción puntual podía cambiar el devenir del encuentro. Y así fue.

En un saque de esquina, Costas remató y el balón impactó en la mano de Alberto Reina. Cazorla, desde los 11 metros, consiguió poner las tablas con un remate centrado que a punto estuvo de atajar Raúl Fernández. 1-1 a falta de cinco minutos para el descanso y un Carlos Tartiere en plena ebullición. Justo antes de ir a vestuarios, el Mirandés volvió a advertir con hasta dos buenas acciones. La primera, una falta de Reina que taponó Escandell; y, la segunda, un buen disparo de Panichelli en el que, de nuevo, el meta valenciano se hizo grande. Había que mejorar para conseguir el milagro.

Arrancó la segunda mitad y no pudo empezar de mejor forma para el Oviedo. Hassan gambeteó partiendo desde la derecha y, tras un rebote dentro del área, apareció Ilyas Chaira como el más oportunista para empujarla con el alma y darle la vuelta al encuentro. 2-1 en el 53’, pero aún quedaba mucha tela por cortar. De hecho, el Mirandés pudo poner las tablas al instante con una clara ocasión que Panichelli, de cabeza, envió alta. 

Fueron minutos de incertidumbre para el Oviedo, muy nervioso y sin apenas tocar balón, lo que también animó al Mirandés a volcarse en campo rival, pero sin conceder ocasiones atrás. No le gustaba a Paunovic lo que estaba viendo y, aprovechando la escasa ventaja en la eliminatoria, el serbio comenzó a resguardar el resultado con varios cambios defensivos. Los primeros en entrar fueron De la Hoz y Alemão (por Cazorla y Viñas), aunque poco después también saltó al césped Luengo (por Hassan) para pasar al esquema con tres centrales. 

Escandell volvió a vestirse de héroe a falta de 10 minutos con una parada milagrosa a Panichelli, que era un verdadero dolor de cabeza en cada duelo aéreo. Lisci no tocaba nada y Paunovic agotó los cambios con la entrada de Portillo y Lucas (en lugar de Colombatto y Nacho Vidal). Alemão le dio mucho oxígeno a los azules y también pudo anotar el gol del ascenso tras una gran acción individual que envió alta. Y con mucha tensión y poco fútbol, Sesma Espinosa pitó el final. Aún quedaba media hora de agonía en el Carlos Tartiere y el resultado le valía al Oviedo.

Lisci fue a por el partido con los cambios ofensivos de Joel Roca y Butzke, pero no surtieron el efecto esperado y fue el Oviedo el que consiguió imponerse a base de garra y de un Tartiere completamente volcado. Alemão volvió a tener otra clara ocasión y se encontró con Raúl Fernández. Hasta que apareció el talismán, hasta que apareció Portillo dentro del área para sacarse un zapatazo con el alma que se estrelló con violencia en la red jabata. Golazo en el 103’ para poner el 3-1. Aún había que resistir 15 minutos más.

Lo hizo el Oviedo, que además incluso tuvo las mejores ocasiones para anotar. Hasta dos claras tuvo Paulino para poner la sentencia, pero Raúl Fernández lo evitó. A falta de apenas tres minutos para el final, hubo una tangana que acabó con Egiluz y David Costas expulsados. Ya daba igual, el Oviedo lo había conseguido. 24 años después, el Real Oviedo regresa al lugar de donde nunca debió salir.