El punto de inflexión se quedó en Ibiza

El Año nuevo no fue sinónimo de vida nueva para el Sporting. El equipo de David Gallego fue incapaz de ganar a un rival que jugó más de media hora con un jugador menos y ya roza los tres meses sin ganar en casa en el campeonato liguero. Se adelantó el Lugo  

La carencia de centrales provocada por el COVID retrasó a José Gragera al centro de la defensa. El gijonés, hombre para todo, se estrenaba en una nueva demarcación formando pareja junto a Borja López. Junto a él, el ingreso de los recuperados Aitor García y Pedro Díaz en un once que empezó con ritmo en el partido. Con los ánimos de cumplir propósitos, el Sporting salió fuerte. Sin merodear la portería de un exrojiblanco Óscar Whalley, pero con buen pie con el balón. El dominio no se tradujo en ocasiones asturianas. Las primeras fueron lucenses. 

A balón parado, se arrimó a saludar el equipo de Rubén Albés. Necesitó el Sporting dos pequeños avisos para despertar y volver a llegar la manija del juego. Aitor García era un puñal por la banda diestra pese a acabar pinchando en hueso. Mucha profundidad, mucha velocidad pero poca puntería. Tuvo que pasar la primera media hora de juego para ver el primer disparo de puerta de los locales. Fue Djuka, muy activo también durante los primeros compases, el que conectó un disparo desde lejos después de un balón parado. Manso, a las manos de Whalley. 

Con el paso de los minutos, el Lugo apretó para acercarse a la portería de Mariño. Sobre todo, a balón parado. Tras varias faltas laterales, el principal susto lo puso Josep Señé. El ex del Real Oviedo conectó un rechace en la frontal que hizo volar a Mariño para evitar un tanto de bella factura. Fue uno de los aviso más claro de los de la ciudad amurallada en la ronda de balones parados. Pero, con el balón en juego, llegaría el golpe más duro. No estuvo fino con el balón Pedro Díaz. Recuperó el Lugo que lanzó un rápido, breve y efectivo contragolpe que terminó en un centro de Ricard para que conectara Carrillo con un buen cabezazo. Como si de las uvas de Nochevieja se tratase, el Sporting se atragantó antes del descanso. 

La segunda parte comenzó con un nuevo susto con mismos protagonistas que en la primera parte. El disparo de Señé, mucho más cercano, encontró un monumento en forma de parada de Diego Mariño. Inmenso el gallego que evitó el segundo con una atajada mejor que la de la primera parte, que ya es decir. El aviso del Lugo al poco del comienzo de la segunda parte fue el paso a los peores momentos del Sporting en el partido. A rebufo del Lugo, muy errático con el balón y sin sensación de mejora tras el cambio de año. 

Llegando a la hora de partido, al Sporting le sonrió la suerte como hacía mucho que no le pasaba. Aunque la suerte hay que buscarla. Y no hay mejor buscador que el '21'. Fran Villalba galopó hacia el área gallega para dejarle la gloria a Aitor García. El de Gibraleón, a la segunda, colocó con el interior de su bota zurda el balón en el fondo de la portería lucense. Y sin tiempo para analizar el golpe, llegó el segundo directo al rostro del cuadro gallego. Gerard Valentín se fue a la calle tras clavar los tacos en el tobillo de Kravets. Protestó el extremo del cuadro del Anxo Carro, pero nadie le salvaba del castigo. En un minuto y medio, el castillo se le desmontó al Club Deportivo lugo y se le ponía de cara al Sporting para enterrar la racha. 

Pero quedaba pelearlo y el Lugo no iba a entregar la cuchara tan fácil. Entró en el campo Manu Barreiro y cerca estuvo de volver a aflorar la crisis rojiblanca con un remate de cabeza potente que se marchó sobre el arco de Mariño. El partido se quebró en los últimos 15 minutos y, en el correcalles, el freno lo intentaba poner el Sporting. Pero se frenó a si mismo y dos puntos volaron de Gijón. Un punto para empezar el año sabe a poco y más con como se puso el partido tras la expulsión. Momento para pensar en la Copa del Rey. Porque pensar en el encuentro ante el Lugo no sería una buena manera de empezar el año con una sonrisa.