La Crónica: "Agur" a la racha sin ganar del Sporting

Asturias es el paraíso. Pero se ha encontrado el Sporting de Gijón con un auténtico edén en el País Vasco. Le cambió la cara al equipo rojiblanco su visita a Vitoria y le mejoró considerablemente su ánimo en Donosti. Triunfo del Sporting en Anoeta, lugar donde nadie había plantado su bandera este año, gracias a un solitario gol de Gelabert. Mejoró sus prestaciones el Sporting a nivel defensivo y concedió muy poco atrás. El banquillo ofreció soluciones válidas y se consumó el triunfo. Quería Borja Jiménez nueve para cerrar el año. Ya van tres. 

El escenario, tan imponente como huérfano. Las gradas vacías de Anoeta eran reflejo de que la banda sonora iba a diferir mucho de la del Molinón. Lo que no cambiaba era la sintonía. La Mareona ponía el volumen ante la escasez de aficionados locales en el estadio donostiarra. Ese empuje le valió al Sporting de Gijón para salir más bravo al campo. Tuvo la primera Corredera buscando la escuadra con un disparo con la zurda que acabó lejos del objetivo. Aviso a navegantes. 

Pero llegaron las olas locales. Empezó a coger temperatura al partido un filial tan inexperto como sinvergüenza. El Sanse galopaba haciendo honor a su nombre –potrillos– y demostraba su velocidad a la hora de correr. Ochieng, asustado por una amarilla a las primeras de cambio, exigió la primera respuesta de Yáñez con un disparo veloz al contacto con la lluvia guipuchi. Todo nacía de un error de Justin en el pase, algo somnoliento en el inicio de partido. Lo corrigió Borja Jiménez alejándolo del área propio y situándolo en la mediapunta. 

El dominio iba de lado a lado. Más del Sanse, menos del Sporting. Llegó con más ganas el equipo de Ansotegi sin llegar a provocar nervios en la zaga rojiblanca. Solo los despistes de Perrin alteraban las pulsaciones. Una primera parte de poco fútbol en San Sebastián que se cerró con alguna que otra intentona del Sporting, finiquitando con un disparo alto de Guille Rosas. Poca que llevarse a la boca en una ciudad afamada por sus pintxos. 

Comenzó con permuta la segunda parte. Un amonestado Perrin –y además sancionado para la visita del Granada– dejó su sitio a Pablo Vázquez. Junto a Curbelo, una pareja con visos de futuro. Volvió a salir bien el Sporting al campo y atinó. A la primera, a la cazuela. Bravísimo Diego Sánchez con el ímpetu defensivo en la recuperación y con colmillo ofensivo para buscar el área en el centro. En el corazón de la zona mágica, la cabeza privilegiada de César Gelabert para firmar su sexto gol de la temporada con un remate certero. Cuando juega por dentro, el '10' es otra cosa. Y vaya cosa. 

La puntería le sentó bien al Sporting y le metió el nervio en las piernas al filial donostiarra. No tenía la fogosidad del inicio la Real Sociedad B, que comenzaba a manosear a una defensa asturiana bien plantada en el verde. Le dio energía Borja Jiménez a la banda con la entrada de Gaspar Campos. También dando entrada a Jesús Bernal en la medular. Podía tirar del banquillo Borja Jiménez, poco más y se frotaba los ojos. 

No hay partido del Sporting sin sufrimiento. Y más en la casa del mejor local de la categoría. Una falta de Dani Díaz fue de lo poco que agitó el tensiómetro en la recta final de partido. No tuvo ocasiones claras el Sanse, pero el miedo siempre existe hablando del Sporting. Terminó el partido con un disparo del portero donostiarra tras una falta que derivó en el final. Lo celebró la Mareona. Lo celebró el Sporting. El País Vasco le ha venido de perlas a Borja Jiménez.