La Crónica: Al Sporting se le enfría la ilusión

Gatillazo. El Sporting de Gijón se quedó a medias ante el Eibar en un partido que llegaba marcado en rojo en el calendario. La pasión de lo de fuera se quedó a mitad de camino dentro del campo en un partido sin grandes ocasiones y que deslució mucho el estado de El Molinón. El césped marcó un partido reñido y que parecía desnivelarse tras la expulsión de Carrillo. Jugó el Eibar con 10 durante prácticamente toda la segunda parte, aunque no lo evidenció. El corazón no fue suficiente y el Sporting se quedó frío. 

Salió el Sporting confiante, todo lo contrario del Eibar. Los primeros minutos fueron de embotellamiento rojiblanco, jugando con ritmo y en campo rival. Varios córners en los primeros minutos elevaron la temperatura de un estadio que remó a favor de obra. Los primeros compases levantaron a El Molinón ante un Eibar nervioso en la construcción y que no se dejaba ver cerca de Yáñez. En la otra portería, el primero en avisar con claridad fue Gelabert. Una falta colgada del palentino no pudo remacharla Olaetxea por el canto de un duro. Primer "uy" en El Molinón. 

Manejaba más el Sporting, aunque el Eibar se empezaba a animar a correr. Fueron varios los intentos armeros por la banda diestra del ataque, sin resultado final. En el otro área, Nico Serrano empezaba a desenfundar trucos. También se crecía Dubasin al que le faltaba mejores decisiones en los metros decisivos. El partido cogía un ritmo más plomizo y el Eibar estuvo cerca de sacar rédito del balón parado. Arambarri, tras una falta que le hizo cargar con una amarilla extra a Maras, estuvo cerca de conectar con la cabeza a bocajarro. Se marchó fuera para suspiro general. 

Si en algo era peligro el Sporting era en espacios abiertos. Cuando era capaz de robar y tener metros para galopar, las piernas armeras temblaban. Nacho Méndez, Dubasin, Nico Serrano. Eran velocistas por el malgastado césped de El Molinón. En una de las contras, combinaron rápido el '10' y el '17' para que Dubasin finalizara contra el cuerpo de Magunagoitia. Parecía offside. Con todo y eso, a guardar al vestuario.  

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Salió el Eibar más bravo del vestuario. Una emoción inicial que se fue frenada en los primeros minutos por el exceso de velocidad de Carrillo. Ya amonestado de antemano, cazó el tobillo de Dubasin y Ávalos Barrera lo mandó a la ducha. Pese a estar con uno menos, el Eibar ataba en corto la portería de Yáñez aunque el césped de El Molinón favorecía a la defensa del Sporting. En el otro área, apareció la conexión Guille Rosas-Dubasin por primera vez y se rondó el primero. Tras el taconazo del segundo, el primero la cruzó en exceso. 

Se adentró el partido en su recta final con un escenario más abierto imposible. Metió Albés piezas nuevas y quemó naves con la entrada de Dotor y Caicedo. Atacó más el Sporting, pecó de falta de claridad. Obcecado con conseguir como sea la victoria, se volcaron los rojiblancos a través de los centros de Cote. Lo fio todo el Sporting en la zurda de su capitán y en la capacidad de remate de Caicedo.

Llegó la primera parte, no la segunda. Hubo ocasiones en el ocaso del partido, con la más clara para Dubasin en clave rojiblanca y para Puertas, que obligó a Guille Rosas a sacar un balón bajo palos tras un mano a mano negado por parte de Yáñez. Todo ello en un Molinón que terminó impracticable por un césped preocupante. Preocupa el verde y preocupa el Sporting que se aleja más de lo de arriba.