La Crónica: Congelados en El Molinón

Tiritando. Al Sporting de Gijón le pasó una ventisca por su casa y dejó congelado a un Molinón que no entrar en calor ante los numerosos sopapos que brindaron los suyos a la afición. Se quedó muy frío el Sporting por méritos propios. Por los de Christian Joel –que falló en los dos primeros goles–, por los de la defensa –que mostró su peor cara–, por la falta de gol. Por muchos motivos, el Sporting se dejó hacer por un Racing de Ferrol que llegaba en su crisis particular. Este equipo es solucionador de problemas ajenos. Los suyos, para otro día. 

Entre el sol y la sombra, dio comienzo el partido en color rojiblanco. Eran los de Albés los que dominaban el partido y llegaban a campo rival con asiduidad. Gelabert generó el estreno, con una apertura para Cote. El de Roces puso un envío tenso que, entre unos y otros, no fue hacia portería. Sí lo hizo Gaspar con un disparo desde dentro del área, aunque fue manso a los guantes de Jesús Ruiz. La siguiente fue más clara. Dubasin fue, como siempre, superior a su marca. Nadie más que él había visto la entrada de Campuzano. A ras de suelo se tiró el catalán, pero su disparo se estrelló contra el lateral de la red. 

Posiblemente se trataba del mejor inicio del Sporting en casa. No pasó por caja y lo terminó pagando. Lo hizo a través de un error grave de Christian Joel en la primera vez que fue exigido. Una jugada a trancas y barrancas en el centro del campo terminó con disparo de Nacho Sánchez. No era un disparo colocado, quizá algo más duro. Muy parable. No lo hizo Christian Joel, que se llevó el alegrón de la mañana cuando el asistente levantó la bandera. Su gozo, en un pozo VAR mediante. La mañana era fría y el jarro de agua gélida, mayor.  

Si tiritaba El Molinón, más lo haría antes de llegar a la primera media hora. Otra contra y otra jugada similar. Dorrio hizo de Nacho y Christian Joel volvió a fallar. Puso las manos excesivamente blandas y no pudo sacar el balón. Era para frotarse los ojos. Entró El Molinón en modo de letargo ante los golpes y urgía la reacción. Dicho y hecho. Obra del centro del campo. De Nacho Méndez a Olaetxea pasando por el peaje de Campuzano. Llegó el vasco para empujar en el segundo palo y echarle carbón a la locomotora de El Molinón. 

Llegó tres veces en la primera parte el Racing de Ferrol. Y cantó bingo en el trío. Se durmió el Sporting en defensa, aprovechó la siesta el lateral diestro del Racing y Buñuel hizo recoger el balón una vez más a Christian Joel del fondo de la red. Gancho directo al mentón del sportinguismo que se fue a por la comida con un humor de perros. 

Volvió el Sporting con Nacho Martín alistado al plan de partido. Le hacía falta un empujón al Sporting y a El Molinón para seguir creyendo en algo que parecía lejano. Tardaba el equipo de Albés en acabar jugadas y el primer disparo de la segunda parte llegó en el minuto 60. Un minuto después, Nacho Martín enganchó un córner en el área pequeña, pero había fuera de juego. No llegaba un equipo al que se le acababa el tiempo, mientras que en el otro área el Racing de Ferrol hacía buenas las debilidades de un Róber Pier a años luz de su nivel. 

El Racing, pese a todo, estaba cómodo. A falta de diez minutos, el Sporting empezó a pasear balones por el área rival, pero Caicedo no tuvo el día, ni la suerte. Dos veces tuvo para empujar, pero no leyó las carreras. Salió para debutar Álex Oyón y le dio algo de ambición al equipo, pero el guion estaba escrito. Para el Sporting, diciembre ha empezado frío. Y el Racing de Ferrol lo congeló más todavía.