La Crónica: El nuevo Sporting se relanza en Pucela

En un escenario grande, el Sporting de Gijón se hizo enorme. Salió con el pecho hinchado el equipo de Borja Jiménez tras conseguir un apasionante triunfo en Valladolid gracias a la eficacia en área rival. Un doblete de Juan Otero y un tanto de Dubasin avalaron el trabajo de un equipo rojiblanco que supo trabajarse la victoria, sufrir en momentos de partido y golpear cuando tocaba. La Mareona, siempre presente, vibró de lo lindo con el trabajo de los suyos para volver a engancharse a la pelea por la zona noble. 

Inmerso en un ambientazo de categoría y con la Mareona tintando de color rojiblanco las gradas del José Zorrilla, el Sporting salió con las ganas del día del Racing. Bravo y sin temor, el equipo de Borja Jiménez no tembló ante un Valladolid timorato en casa. El inicio del Sporting llevaba el nombre de Justin Smith. Jerarca del centro del campo, el canadiense comandaba el ataque y la defensa. Todo pasaba por él. Sin sufrir el equipo rojiblanco, el '24' lideraba todo lo que ocurría en Pucela. Y pasaban cosas buenas para el Sporting. 

Justin fue el detonante. Un pase tan fácil como poco visto. Rápido, primer toque y mecha encendida. El mismo ritmo que le dio Guille Rosas a Gelabert. Contemporizó el palentino para poner a correr a Dubasin ante la siesta de Trilli en la línea de fuera de juego. Como si de una acción de favores se tratase, el '17' se la regaló al que solía regalarlas en semanas anteriores. Juan Otero se desquitó con su primer gol de la temporada para coronar un gran inicio de partido. Una jugada de aupa. 

No le sentó bien el adelantarse en el marcador al Sporting de Gijón. O, al menos, el Valladolid no acusó el golpe en exceso. Sin haber jugado muchos boletos, encontró el premio el equipo de Almada. Eran pocos los minutos de control pucelano y a la primera llegó el tanto. Una jugada embarullada por la banda izquierda terminó en la derecha tras un rechace de Yáñez. Peter Federico, demonio total, remató a placer para empatar y calmar los ánimos. 

Al contrario que en el caso del Sporting, al Valladolid le sentó el gol como anillo al dedo. Empezó a dominar el juego y las segundas jugadas el equipo local ante un Sporting alicaído en defensa. Se encajonó el equipo de Borja JIménez contra su portería, brindando el balón al Valladolid y permitiendo llegadas. En especial, por una banda derecha que sufría en labores defensivas. Por ahí llegó una acción que terminó con Chuki rematando fuera en una jugada franca. Aguantó el tipo el Sporting hasta el descanso, mejorando su casa hasta el final del primer tiempo. 

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Sin permutas tras el descanso, empezó atento el Sporting. Tanto como Justin Smith para oler la sangre en la salida de balón del Valladolid. El carterista volvió a aparecer para igualar la jugada del primero. Gelabert se la volvió a poner a Dubasin para que Guilherme le arrollara dentro del área. A los once metros se encaminó Juan Otero para volver a sonreír con una definición certera. 30 bolas como rojiblanco. Otra vez por delante y en Pucela resonaban los acordes del himno del Sporting. Poesía. 

Cambiando las tornas, encajó bien la ventaja el Sporting. Se mostraba más incómodo el Valladolid inmerso en un ambiente hostil. Pero se fue quitando los nervios el conjunto pucelano y fue creciendo sobre el área de Yáñez. Intervino en una ocasión el meta rojiblanco antes de llegar a los últimos 20 minutos. Era más empuje de un Valladolid que iba amedrentando a la defensa rojiblanca, acusada por la tarjeta amarilla de un Gaspar carrilero. Ahí vio el hueco Borja Jiménez que dio entrada a Pablo García. A remar. 

No se cansó el Sporting de defender. Y mordió cuando tocaba. Recuperó rápido y los tres de siempre formaron el ataque rápido. Otero quebró, Gelabert asistió y Dubasin, siempre Dubasin, la puso en la escuadra. Delirio en la grada visitante que sonó como si del templo se tratara. "¡Que bote El Molinón", resonó en Pucela. Fue un final plácido, hasta cómodo hasta que llegó el gol de Delgado que asustó en el último minuto, para un Sporting gustoso que salió con el pecho hinchado de Pucela. La reacción de la mano de Borja Jiménez ya es una realidad.