La Crónica: El Sporting del orgullo saca la cabeza

De la manera menos pensada, el Sporting logró un triunfo revitalizador. Con un jugador menos más de 30 minutos por la expulsión de Pablo Insua, los rojiblancos fueron capaces de sacar el orgullo a relucir y conseguir la ansiada victoria en el Anxo Carro. Una jugada de fe de Jordan Carrillo la convirtió en tres puntos un incombustible Gio Zarfino. El Sporting sale de la mala racha con una victoria que refuerza mucho. Que se lo pregunten a los más de 2.000 aficionados asturianos que estallaron con el gol del uruguayo. Un 'Zarfinazo' para salir del bache. 

Con novedades forzadas por un parte más que de guerra que de lesionados, el Sporting salió deslumbrado al Anxo Carro. En especial, Cuéllar. Cerca estuvo de regalar el portero rojiblanco una de las pifias de la temporada. Un centro sin peligro del Lugo estuvo a punto de metérselo en su propia puerta cegado por el sol lucense. Un motivo similar le hizo reaccionar tarde a un disparo de Ze Ricardo. Cayéndose hacia dentro de la portería, logró estirarse para salvar el primero. Sería la primera y única ocasión que el balón iría entre los tres palos en la primera parte. 

El Sporting empezó a apretar aunque con mucho miedo. El ímpetu rojiblanco era individual y no colectivo. Cada jugador hacía la guerra por su cuenta y el equipo de Abelardo era incapaz de combinar una jugada colectiva. De un arranque individual llegó la única rojiblanca. Djuka armó un disparo lejano que se marchó cerca del exrojiblanco Whalley. 

El partido empezaba a coger color asturiano con varias posesiones largas pero que no fructificaban en nada. Cuando estaba mejor el Sporting, un jarro de agua fría cayó sobre los dos equipos. Juanpe, tras una acción fortuita con Queipo, decía adiós a la temporada. Un lance que enfrió el partido del todo y que cortó el ritmo del choque. Lo intentó calentar el Lugo con un remate de cabeza de Sebas Moyano que se marchó cerca del palo de Cuéllar. Pero ni con esas. Al final de una primera parte interminable, empate a nada. 

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La segunda parte comenzó de la misma manera anodina que se despidió la primera. Aunque rápido entró en calor. Primero fue el Sporting, revitalizado de la mano de la entrada de Jony. El cangués vio la entrada del '23' y le sirvió un balón de nivel. Mano a mano de Djuka que libró la salida de Whalley pero que Alberto negó en su camino al gol. Fue una desgracia tras otra. En la siguiente jugada, con el Sporting relamiéndose la herida, Insua la hizo mayor. Segunda amarilla para el central por un pisotón a destiempo y primera vez en la temporada que los rojiblancos estaban con uno menos. Mono de trabajo. 

Gragera se retrasó al puesto de central y el Sporting se parapetó. No había más opción que defender el pobre botín y buscar una opción a la contra con la que sorprender a un Lugo que cogía valentía ante la superioridad. El equipo de Fran Justo, lejos de acosar a los asturianos, dejaba pasar los minutos a la espera de la caída física rojiblanca. Esta tardaba en llegar y cerca estuvo de aprovecharlo Juan Otero. Sin pensarlo, desde treinta metros, disparó un balón que se estampó en el palo de la portería de Whalley. 

Sería el preámbulo de la locura. Salió al campo Jordan Carrillo y lo hizo a su antojo. Desde el centro del campo, el mexicano inició una carrera en la que ningún lucense le pudo birlar la pelota. En su conducción, fue dibujando la jugada ideal a Otero. El colombiano buscó el tiro pero el rechace apareció para el jugador rojiblanco que mejor sabe colocarse en las inmediaciones del área. Zarfino, cual pistolero de espaldas, se giró, desenfundó y disparó para provocar la locura en la grada de un mini Molinón. Un arreón de corazón que le dio al Sporting alas para salir de la mala racha de una manera emotiva. El Sporting del orgullo saca la cabeza.