La Crónica: Incomparecencia, VAR y remontada

Con oficio. Tras ser víctima de sus errores, el Sporting de Gijón se vengó de sí mismo para sumar los tres puntos ante el Amorebieta. Después de una primera parte con desconexiones varias que regalaron un tanto al equipo local, despertó el Sporting con una hora de retraso. Le fue suficiente para ganar a un equipo vasco que demostró las carencias que le tienen atado a la parte baja de la tabla. Aitor García y Fran Villalba fueron los autores de los goles rojiblancos para que el Sporting volviera a ganar tres meses después bajo el amparo de El Molinón en liga. No sale de pobre el equipo rojiblanco, pero una alegría siempre llega bien. 

Pese a la lectura, el que salió con el mazo fue el Sporting. El dominio era rojiblanco en el arranque y cerca estuvo Babin de corroborarlo. Desde la esquina, la pusó Villalba en la cabeza del central de Martinica. Cerca, lamiendo el poste. Era un síntoma más del control rojiblanco. En los primeros minutos, Rivera llevaba la manija y Villalba las diabluras. El valenciano se encontraba cómodo entre líneas y ubicaba el balón en los extremos con facilidad. Pasaba los minutos en el balón en los pies rojiblancos, ante un Amorebieta bien plantado. Avisaba Gallego en la previa. "Es un equipo que hace muy bien las cosas", dijo el técnico. No se equivocó. 

Tanto en defensa, donde fue una roca en el primer tramo de partido, como en lo que se prodigó en el área rojiblanca. Pasado el primer cuarto de hora, llegó el primer susto vasco. La puso Álvaro Peña desde la banda zurda y Olaetxea, ganándole la partida a los centrales, obligaba a Mariño a estirarse para evitar el gol. Hubiera sido el primero del Amorebieta en El Molinón y ya lo saboreaba el equipo de Iñigo Vélez. Tiempo al tiempo. Tras el primer aviso vasco, Djuka tuvo en sus botas la opción de calmar las aguas. En el mano a mano, lo evitó Santamaría. La jugada, invalidada por fuera de juego, hubiera sido rearbitrada por el VAR tras el fallo del linier. Djuka no atinó, el asistente tampoco y el Sporting lo lamentaría minutos después. 

Se empezó a encontrar cómodo el cuadro de Urritxe en el verde gijonés. Con su buena organización defensiva, se empezó a animar en ataque. La fragilidad defensiva quedó demostrada en la banda zurda del ataque visitante. Seguín entró como Pedro, no Díaz, por su casa para poner el balón sin problemas para la defensa rojiblanca. Problema que retratarían a la zaga sportinguista en la siguiente jugada. Despejó un balón el Amorebieta. Un despeje. Plomo para Berrocal. Se le escapó la marca al central andaluz. Su compañero de carreras, Guruceta, no tuvo compasión. Batió a Mariño en el mano a mano para poner los focos sobre una nueva acción defensiva del defensa de Jerez de la Frontera. El Sporting y El Molinón eran un mar de dudas. 

A balón parado, intentó apaciguar la situación Pedro Díaz. Con una falta muy lejana, a punto estuvo de complicar la existencia a Santamaría, pero despejó bien el guardameta visitante. La cosa estaba de cara para el Amorebieta y muy revuelta para el Sporting. En esa balsa de agua agitada en la que vivían los de Gallego, cerca estuvo de volver a pescar el Amorebieta. Inexplicablemente, Unzueta cazó el balón entre un bosque de piernas con medias azules. Pecó en la definición. Eso salvó al Sporting de un mayor disgusto antes de encaminar el túnel de vestuarios. 

El primer susto del segundo acto fue del bando visitante. Le buscaron las cosquillas a Pablo García por su banda. Por ahí, irrumpió Guruceta para sembrar el caos en el área de Mariño. Suerte que Álvaro Peña no gritó lo suficiente para pedir un balón que terminó rematando Unzueta a la cabeza de Berrocal. Por el otro costado, lo intentó el Amorebieta, aunque Babin estuvo más que atento para sobrellevar el error de Diego Mariño en el agarre de balón. Misma jugada, mismos protagonistas, pero destino distinto. La puso desde la misma banda y volvió a errar el portero gallego. Entre Babin y Mariño, dejaron el balón muerto para que, tras dos pases el Amorebieta ampliara renta. En el primero de esos toques, erró el cuadro vasco. Fuera de juego de Unzueta al estar detrás del portero con un defensor en el momento del pase. Se salvó el Sporting. Más bien, el VAR salvó al Sporting. Este equipo no es capaz de salvarse por sí solo. O puede que si. 

Tenía ganas de demostrar Aitor García lo contrario. En un balón largo de Pedro, el onubense creyó más que nadie. Aceptó el regalo de Luengo y batió por abajo la salida de Santamaría. Otro gol para el de Gibraleón y sustento para el Sporting. Gallego olió la sangre y, ambicioso, dio entrada a su arma favorita. Campuzano saltaba al verde dando relevo al Puma. El panameño, ofuscado con el cambio. El Molinón, más que también. Eran los mejores momentos del '18' en el partido pero Gallego no lo consideró así y lo mandó con su cabreo al banco. 

Se volcó el Sporting en busca del botín completo. Guille Rosas pudo tener la gloria en dos ocasiones, pero el destino llevaba fijado el dorsal '21'. Tras dos buenas ocasiones del lateral, estuvo más vivo que nadie el demonio valenciano para cazar una peinada de Babin al segundo palo. Villalba, con la colaboración del guardameta visitante, logró la remontada y quitó una piedra de proporciones épicas de la mochila de David Gallego. En busca del respiro definitivo, Gallego metió a Gragera y a Nacho Méndez para dar pulmones en el centro del campo. El Amorebieta intentó tirar de orgullo para sumar en su primera visita a El Molinón pero el guion ya estaba escrito. Tuvo que aparecer Mariño en la última para pasar de villano a héroe en el descuento y cerrar el triunfo. El Sporting sufrió, aguantó y supo remontar. Las dos caras del Sporting, al descubierto. Primera parte con la intensidad de la Liga, segunda con la de Copa. Está claro a cual tiene que agarrarse el Sporting para no perder la comba en lo que queda de competición