La Crónica: El Sporting pierde la coraza de El Molinón

La racha del Sporting de Gijón se quedó en la noche. El Molinón perdió su idilio con el equipo de Albés a merced de un Granada poderoso en el golpeo y que evidenció su mayor potencial. Tras una primera parte de trámite, la segunda empezó con golpeos por varios lados. Primero Weissman, luego Otero. El partido lo desniveló un error de Yáñez, que pasó de héroe a villano al tragarse el disparo de Diao. Buscó el Sporting el empate a la desesperada, lo encontró, pero el VAR se chivó. Una derrota que quiebra la dinámica rojiblanca. 

Las bajas golpearon con fuerza al bloque de Mareo. De Burgos a El Molinón, tres se quedaron por el camino. Guille Rosas buscó llegar por tierra, mar y aire. Pero no. Kevin Vázquez debutaba como titular en una defensa que nada tenía que ver con la que arrancó la temporada. Con todo ello y con un Molinón con aroma de calefactor, arrancó un choque con tembleque. El Granada, aquejado de bajas, no las evidenció en El Molinón y comenzó atacando por la banda zurda con Brau. Lucas Boye atinaba, pero estaba en un fuera de juego kilométrico. El asistente quiso dar intriga a algo que no tenía. 

Empezó a desperezarse el Sporting por medio de Dubasin, Gelabert y Queipo. Una transición entre dichos tres se la arrebataron al asturiano cuando recortaba para saludar de frente a Mariño. Empezaban a mejorar los rojiblancos cuando Gelabert agitaba la varita. También estaba fino Queipo, haciendo buenas sus condiciones de revoltoso puro y duro. Le faltaba algo de acierto, pero el Sporting plantaba cara. 

El partido respiraba entre movimientos de piezas y bostezos. La noche caía sobre El Molinón y los minutos pasaban sin ocasiones. Nadie asustaba a nadie, Mariño y Yáñez eran meros espectadores del juego que iba de lado a lado. Hasta que el Granada quiso activarse. Salida en tromba de los nazarís, Grau desde la izquierda acomodó para Reinier y el brasileño disparó desviado de la portería a Yáñez por un pelo. El primer gran susto de la noche y era con acento andaluz. También llegó el bable por medio de las combinaciones rápidas. Tuvo grandes momentos de fútbol el Sporting a través del primer toque, pero sin atino. Una primera parte sin sal. 

El edulcorante se lo puso el Granada en la primera de la segunda parte. La primera incursión de Brau fue acertada. Replegó mal el Sporting, llegó muy solo Weissman a la frontal del área y le pegó con clase para enfriar a El Molinón. Un disparo certero que no hizo más que encender al público y darle rabia al Sporting. Esa que aprovechó Dubasin para firmar su quinta asistencia de la temporada. Esa que aprovechó Otero para marcar con la cabeza un golazo ante la estirada de Mariño. 

El partido entró en modo manicomio con un carrusel de ocasiones. Las más claras, para ellos. Lucas Boyé aprovechó un balón fallido de Pablo García para plantarse ante Yáñez aunque escorado. Su balón se marchó relamiendo el palo del portero catalán. Quiso agitar el árbol Albés y mandó a guardar a Otero o a Gelabert. Le salió cara la apuesta a Rubén Albés. Los cambios si le dieron efecto a Escribá. Siren Diao, en su primera intervención, encañonó a un Rubén Yáñez que falló. De héroe a villano el catalán para tragarse el segundo. 

El Sporting invocó a su alma más guerrera para encontrar el premio. Y lo encontró. Cote entraba al partido para aprovechar su pierna zurda y lo hizo. Una falta lateral terminó con el balón estrellándose en el larguero de Mariño y con Olaetxea cazando el rechace. Entró en locura El Molinón, pero sería ahogada por la revisión desde el VAR que detectó fuera de juego del vasco. Un chasco para el Sporting que ve cortada su racha en casa.