La Crónica: El Sporting se lleva los puntos y el aviso de El Toralín

Se quedó en aviso. El Sporting de Gijón estuvo cerca de echar por tierra una gran primera parte en un segundo tiempo de desconexión. Después de adelantarse en el marcador y dominar el juego, los rojiblancos pusieron el modo 'ahorro de energía'. La Ponferradina aprovechó las facilidades para acercarse en el marcador y despertar al Sporting de la siesta. Mariño y Zarfino dejaron el susto en serio aviso. Ganó el Sporting. Y, además, se llevó una buena lección. 

El partido comenzó con ambos equipos muy bien plantados, una batalla muy táctica como había profetizado Abelardo en la previa. La Ponferradina trató de golpear primero, pero sin acierto en los metros finales.  El Sporting estaba muy bien situado en el terreno de juego, sin necesidad del balón. Los de José Gómes se hacían dueños de la posesión, los rojiblancos con la presión incomodaba mucho a los leoneses. Sobre todo, basado en un centro del campo imperial en la primera parte. 

El primer aviso llegó desde la esquina, lugar de alegrías, hoy para el Sporting. En corto, lo buscó el equipo rojiblanco con una jugada ensayada que finalizó Cote con un disparo que detuvo, sin querer, Djuka. El de Roces se desquitó minutos después para ampliar su renta de asistencias. La cuarta la completó Otero después de un gran envío para el cafetero. Hoy sí se lo validaron. Bailecito y el Sporting por delante. 

Buscó la reacción inmediata la Ponferradina, con un mano a mano muy escorado que se marchó a un palmo del palo de Mariño. Con el susto en el cuerpo, el Sporting volvió de visita al saque de esquina. Y entre la pizarra y el sol que molestó a la defensa local, se gestó el gol. Pedro y Gragera volvieron a afianzar su sociedad. El '8' la puso en el primer palo, donde volvió a emerger la cabeza del '6'. En poco menos de media hora, el Sporting había logrado desarbolar al equipo de José Gómes. 

Estaba el Sporting realmente cómodo, con Gragera, Pedro y Zarfino siendo ejemplares con el balón y sin él. Dispuso de más ocasiones el equipo rojiblanco, pero Djuka no estuvo acertado con el arco rival. Siendo ampliamente mejor que su rival, se llegó al descanso con la sensación de los deberes hechos. 

Esa sensación la mantuvo el conjunto rojiblanco en el inicio de la segunda parte. La Ponferradina en cambio no quiso entregar la cuchara tan rápido. Se hizo con el dominio total del esférico ante un Sporting que comenzó a parapetarse delante de su portería. Sin ocasiones claras, el equipo berciano comenzó a merodear la zona de Mariño. Pero el equipo rojiblanco empezó una siesta que parecía eterna. Se aprovechó de ella la Ponfe para recortar distancias después de una buena jugada trenzada que Agus Medina, completamente solo, definió al palo largo. 

El golpe despertó al Sporting del letargo. No reaccionaba Abelardo ante el acoso de la Ponferradina. Lo hizo tarde, con el equipo berciano a un gol de distancia. Dio entrada a Aitor y a un debutante Milo, que sustituyó a Djuka en el frente de ataque. Desde allí, vio el susto supremo. Un error de Insua y Cali plantó a Lacerda solo delante de Mariño. Sin fuelle, envió el mano a mano al pecho de Mariño. Ya se cantaba el gol. Un alivio que enterró las ilusiones bercianas de sumar. Para terminar de sepultarlas, la presión de Milo provocó el error mortal de Amir. El iraní se lió con el balón, dándole un pase de la muerte a Zarfino que no perdonó a puerta vacía. Victoria con lección incluida: en Segunda división las siestas suelen costar caras. En este caso, sin consecuencias. Lección aprendida.