La Crónica: El Sporting tira de eficacia para engancharse arriba

Victoria de eficacia la del Sporting de Gijón en el Carlos Belmonte. No tuvo el brío ni la brillantez de otras tardes. Pero sí que tuvo el acierto que tanto echó en falta en las últimas semanas. Tres goles a domicilio en cuatro disparos a puerta. Le pedía Ramírez a los suyos que aprovecharan las ocasiones como clave de la mejora. Dicho y hecho. El Sporting más práctico consiguió sumar una victoria ante el Albacete para seguir encaramado en los puestos altos. 

Salió con brío el Albacete, en ralentí el Sporting. Las primeras fueron manchegas aprovechando la descuidada defensa rojiblanca. Manu Fuster no estuvo fino en el control pero había recibido muy solo en el interior del área. También, en soledad, recibía Agus Medina tras robarle el Alba la merienda a Dani Queipo. Su remate se encontró con un pie formidable de Yáñez. No sería la única intervención del catalán en el comienzo. Antes, Nacho Méndez había estrenado el disparo. Alto. 

Volvía a aparecer Rubén Yáñez para intermediar entre el disparo de Carlos Isaac y la portería. Parada vistosa del guardián rojiblanco que evidenciaba que el Sporting no estaba cómodo. Rubén Albés movía sus piezas por todo el tablero, pillando a contrapié a su amigo Ramírez. No sabía el Sporting como reaccionar a los condicionantes tácticos del Alba. Ahogado por el sistema, el equipo de Ramírez avisaba con sendas faltas de Cote. Una, con apuros para Bernabé. La otra, a la grada del Belmonte. 

Se veía obligado a renunciar al control de balón el Sporting, Ante la imposibilidad de combinar en el centro del campo, el equipo de Ramírez empezó a buscar la espalda de la defensa manchega con balones largos. Y ahí saltó la chispa. Djuka mostró coraje, Campuzano la fe. El '23' luchó para que el catalán rebañara el balón y se plantara en el mano a mano ante Bernabé. Con frialdad, esperó el momento para el zarpazo. El Sporting por delante en el marcador con muy pocos méritos. Pero de los méritos no se vive. Sí de goles. 

El Albacete volvió a tener un arreón para igualar el marcador. Manu Fuster volvió a encontrarse solo en el interior del área para remachar el empate. Para negarle la felicidad al buen jugador local volvió a aparecer una mano más milagrosa que la anterior. Yáñez volvía a echar el candado a su portería. Llovía en Albacete pero menos para el Sporting que se marchaba al vestuario con más goles que sensaciones. 

¿La mejor forma de salir del vestuario? La del Sporting en el Belmonte. A la primera, para enmarcar. Contemporizó Cote la jugada para ponerle calma y se la cedió a Gaspar muy escorado en la banda. El jugador con más gol de la plantilla rojiblanca levantó la cabeza y dibujó una parábola que, con colaboración de la zaga para darle altura, se coló por la escuadra. El Sporting más efectivo del curso sacaba rédito de la pólvora que tiene un canterano, reformulado en Burgos y más que aprovechado en Gijón. 

Se parapetó contra su portería el Sporting, encimado por un Albacete que rondaba con peligro el área rojiblanca. Y el tiempo corría lento en el Belmonte. Activó el modo 'frontón' el equipo de Ramírez repeliendo cada balón que se acercaba por las cercanías de Yáñez. Un chaparrón bien capeado por los rojiblancos y que incluso escampó Hassan. El gol de la temporada del Sporting hasta la fecha. Haciendo la suya, la que lleva haciendo toda la temporada, pero con acierto final. DIablura de escapista, disparo de dinamitero. Ingredientes para un golazo con suspense pero con tranquilidad para la afición. 

La quiso romper Jonathan Silva con un centro que se convirtió en disparo y que no pudo sacar Yáñez. Su único lunar de una tarde que estaba siendo perfecta. Como la del Sporting. Victoria sin brillo pero con contundencia. Hicieron los rojiblancos lo contrario de las últimas dos semanas. Y es que al final, los goles son los que cuentan. Y tres puntos como tres goles.