La Crónica: Escandell evita un mal mayor para el Oviedo en Córdoba

Bajo el sol de Córdoba, el Real Oviedo despejó su objetivo de aquí a final de temporada. El play off será por lo que lucharán los azules tras completar un encuentro decepcionante en el Nuevo Arcángel. El cuadro carbayón consiguió un empate que hay que dar por bueno gracias a una nueva actuación brillante de Escandell, que sostuvo a los de Paunovic en sus peores momentos. Un punto que sabe a mucho viendo lo visto sobre el terreno de juego y que sirve para adelantar un puesto en la tabla, pero con el que dicen adiós al ascenso directo.

Veljko Paunovic volvió a sorprender con su once dejando al pichichi, Alemão, en el banquillo, en detrimento de un Fede Viñas que quería aprovechar su buen momento. Fue el equipo de Iván Ania el que entró al encuentro con más chispa e intensidad. A base de centros, los franjiverdes trataron de incomodar al Oviedo, que disfrutó de una de las más claras. Pomares la colgó y Viñas remató de cabeza cerca del palo de Carlos Marín. 

La respuesta de los locales no se hizo esperar. En un mal despeje de Nacho Vidal, Jacobo trató de marcar uno de los goles de la jornada de volea con un remate que se fue lamiendo el poste de Escandell. Estaba el encuentro más o menos controlado para los intereses azules, que pecaban del mismo problema de siempre: su incapacidad para llegar con claridad al área rival. 

Lo positivo, hasta la media hora, era que conseguían neutralizar las llegadas del Córdoba, pero todo cambió. Con mucha clase, Carracedo centró de rabona y Albarrán estrelló su cabezazo en el larguero. A partir de ahí, los peores minutos de los azul, a los que sostuvo Escandell con su paradón al remate seco de Carlos Isaac. Y con toda la portería a su favor, en el rechace, Oier Luengo tuvo que salvar casi sobre la línea un remate de los locales. Entre susto y susto, malas noticias para el Oviedo. Pomares se tuvo que retirar lesionado por unos problemas físicos y Rahim entró en su lugar.

Arrancó la segunda mitad sin cambios sobre el verde en sentido literal. Ni entró ningún suplente ni mejoró el Oviedo en el Nuevo Arcángel. Incluso empeoró. Solo un tímido remate de Fede Viñas obligó a nombrar a Carlos Marín, que fue un espectador más. Todo lo contrario que su homólogo en la portería, pues Escandell y sus paradas volvieron a ser claves para sostener al conjunto azul en sus peores momentos, empezando por un remate a bocajarro de Pedro Ortíz que el meta de Carcagente consiguió enviar a saque de esquina. 

No lo veía nada claro Paunovic, que a la hora de juego apostó por un triple cambio en busca de soluciones. Alemão, Hassan y Cardero entraron en lugar de Viñas, Moyano y Cazorla. Solo la entrada del extremo francés, con su chispa y desequilibrio habitual, aportó algo para los azules, que se agarraron a él y a Alemão para tratar de conseguir un triunfo que no se logró. También en Luengo, que estuvo providencial para evitar el remate de Casas en el área pequeña. 

En los últimos minutos la cosa pudo ir a peor. Xavi Sintes consiguió el tanto en una buena acción de estrategia, y cuando todo el Arcángel lo celebraba, el gol fue anulado por fuera de juego en el inicio de la jugada. Se había librado el Oviedo, que ni con ese impulso moral fue capaz de hacerle cosquillas a un Córdoba que luchó hasta el final, pero, de nuevo, se encontró con el hombre del partido: Escandell. Ya en el descuento, Theo Zidane fusiló la meta azul y el meta del Oviedo sacó una manopla dura para evitar el tanto. Un punto por el que hay que dar gracias visto lo visto.