La Crónica: Este Sporting ya pierde hasta el orgullo

Abrir el diccionario de sinónimos y buscar el término 'bochorno'. Cualquiera se adapta a la imagen mostrada por el Sporting de Gijón esta noche en Castalia. El equipo rojiblanco mostró su peor cara de la temporada ante un Castellón que tampoco está para tirar voladores. La intensidad sportinguista brilló por su ausencia en un partido catastrófico en el que solo el orgullo de Juan Otero se salvó de la tarde más apática del Sporting. Le salva a los rojiblancos que hay cuatro equipos peores en la categoría. Pero lo mostrado en Castalia es digna de un equipo de Primera RFEF. 

Con Nico Serrano alejado de la banda y con Pablo García arrinconado en su lugar, el Sporting salió en Castalia con presión alta ante un inicio digno de la pretemporada. Nadie le ponía una marcha más sobre el césped orellut, nadie parecía querer ponérsela. Los dos equipos, con la permanencia pendiente de rúbrica, salían al campo sin ganas de proponer. Hasta que el Castellón apretó. Y el Sporting se puso a verlas venir. La primera media hora del equipo de Garitano se colocó rápidamente entre las peores de la temporada. 

Y de la herida hizo sangre el conjunto de Plat. Como el que juega con un niño. El Castellón saqueó la defensa rojiblanca, reforzada en un principio por el costado zurdo. El doble lateral no sirvió de nada y Mabil doblegó a Diego Sánchez como quiso. En el interior del área, Raúl Sánchez libre de todo marcó a placer. Resultaba doloroso ver al Sporting sobre el terreno de juego. 

Tampoco era una oda al fútbol la defensa del Castellón. Algo que aprovechó el Sporting con una recuperación de Dubasin y una genialidad de Otero con el recorte. La fortuna se alió con el colombiano, con un rechace de Gonzalo que terminó cayendo manso a los pies del '19'. Era un espejismo. El Castellón seguía haciendo sangre en la debilidad rojiblanca. Van den Belt pudo hacer el segundo, apareció bien Yáñez. En el otro área, Dubasin también se sumó al ritmo veraniego con una jugada más propia de la pretemporada. Lo bien que lo hizo en el recorte se le subió a la cabeza con una vaselina muy atrevida. A punto de un golazo, lejos de lo eficaz. 

El ritmo era doloroso para los amantes del Sporting. Un cúmulo de errores que continuó durante el resto de la primera parte. Cuando el empate se veía como un botín idílico para encarar el descanso, el Castellón volvió a hacer lo que le vino en gana por la banda derecha de su ataque. Una pared rápida, la imagen de Maras tirando la línea del fuera de juego lo dijo todo y Raúl Sánchez que la mandó para dentro ante la desidia rojiblanca. A reflexionar. 

De poco sirvió el frenazo. Se volvió rápido al patio de colegio. Lleno de imprecisiones, muchas repartidas. La apatía gijonesa se le contagió a Gonzalo. El portero orellut se empapó de lo que estaba ocurriendo en Castalia. Primero con un penalti sobre Nico Serrano fruto de una negligencia defensiva. Otero, de lo poco rascable, firmó su doblete con una buena definición desde los once metros. En la siguiente, Nico Serrano estuvo más cerca de complicarle más la noche. Su disparo, tenso y centrado, se escapó lamiendo el palo tras un error de bulto de Gonzalo. 

Seguía el cúmulo de despropósitos. Pero ahora en clave rojiblanca. Primero con la pasividad para permitir que Alberto, central, hiciera la jugada a su antojo, recibiera fácil la pared y batiera a Yáñez con soltura. Para seguir con el circo, Kevin Vázquez recibió el despeje de Diego Sánchez y firmó el cuarto en el marcador de un Castalia encolerizado. Ver para creer. Ver para sentir vergüenza. 

La recta final fue el resumen del partido. Dubasin y Otero fueron los únicos que tiraron de orgullo y los únicos que se libran de una quema dolorosa. La peor tarde de la temporada llegó en Castalia, aunque Otero intentara maquillarlo con su 'hat-trick'. Definitivamente, el colombiano fue un guerrillero en soledad. El único que tiró de lo que se posa sobre el pecho izquierdo. El resto, para olvidar. Aunque no será sencillo.