La Crónica: Primera tarde de gloria del nuevo Sporting

No fue una buena tarde para los que tratan de frenar la ilusión desatada en el sportinguismo. El Sporting venció de una manera contundente al Andorra en El Molinón en el estreno del Grupo Orlegi ante su público. Alejandro Irarragorri comprobó de primera mano lo que es un estadio encendido que vibra con los suyos. Djuka por partida doble, Cali Izquierdoz y Aitor desnudaron a una endeble defensa andorrana para alentar a una afición que cree de la mano de su equipo. Primera victoria del nuevo proyecto rojiblanco. 

Con un ambiente más propio de las grandes tardes que de una jornada de agosto, dio comienzo la temporada del Sporting ante un Molinón entregado. El público, que ya había amenazado durante la semana con un ambiente de altura, respondió al equipo, aglutinando a 19.078 espectadores en unas pobladas gradas. El ambiente contagió al equipo, que comenzó con ritmo. Juan Otero y Dani Queipo fueron los encargados de llevar el primer peligro a la portería rival. El colombiano no cesó de atosigar a la defensa del Andorra. El ovetense hizo lo propio con Lizoain y cerca estuvo de provocar el susto. 

El Andorra repitió el guion que le hizo vencer en Oviedo. Amante del balón, salía bien de la presión rojiblanco y llegaba con facilidad al área de Mariño. Eso sí, sin peligro. La sensación de control era para Sarabia, el peligro real para Abelardo. Por la banda de los entrenadores llegó la genialidad. José Ángel volvió a opositar a la plaza de mejor lateral de la categoría. Recurso de altura para irse de su marcador con un túnel, levantar la cabeza y ver la presencia de Djuka en la zona de peligro. El montenegrino marcó con un gran gesto en el primer balón que tocó. No le hace falta más. 

El gol 'atontó' todavía más al Andorra. Los de Eder Sarabia se hincharon a posesiones estériles que no les acercaban a puestos de peligro. Tan solo Jacobo por la banda zurda fue capaz de llevar algún balón sobre la figura de Guille Rosas. En el único disparo de la primera puerta, Mariño intervino para mandar a saque de esquina un buen disparo raso. No aminoró la marcha el Sporting que seguía atacando por las bandas. En una de las incisiones de Guille Rosas, llegó Zarfino en la frontal del área para conectar con la cabeza. Muy cerca del palo. 

Más clara fue la última de la primera parte. Cristo González, quien volvió a dejar grandes sensaciones jugando de espalda a portería, empaló un balón desde la frontal. En el camino, Zarfino volvió a interponerse para obligar a Raúl Lizoain a dejar la parada de la tarde. Tiró de reflejos el guardameta andorrano para evitar el segundo antes del descanso. 

Sin cambios se reanudó el partido. Tampoco cambiaron los roles. El Andorra volvía a hacerse con el mando de la pelota, pero sin peligro. Eso era cosa del Sporting, que llegaba por las bandas con veneno. Ese que quiso poner Juan Otero a la hora de ver el desmarque de Guille Rosas. El gijonés volvió a ver la entrada de Djuka, pero esta vez no embocó portería. Sí lo haría Cali Izquierdoz en la siguiente. De nuevo, el del regalo fue el mismo. Cote volvió a ponerle melodía a un balón parado para que el argentino saltara más que nadie y anotara el segundo. El Molinón se encendía con los suyos. 

Entró el partido en una fase tranquila, en el que no se jugó a nada que no fueran intereses rojiblancos. Todavía quedaría tiempo para alcanzar mayor tranquilidad. Diego Mariño buscó la carrera de Djuka. En su salida del área, Raúl Lizoain calculó mal de forma grotesca, pasándose de frenada ante la presencia de Uros Djurdjevic. No es buen negocio dejar comida frente al hambriento. Y no hay nadie más 'canibal' en esta Segunda división que el '23'. Aprovechó el regalo y con facilidad anotó el primer doblete de la temporada. 

Quedaba por cerrar la fiesta y Aitor García se 'autoinvitó'. El onubense que entró en la segunda parte aprovechó un buen balón a la espalda de la defensa del Andorra para regatear a Lizoain y poner el cuarto. La honra la puso Alti al aprovechar un fallo grotesco de la defensa del Sporting. Pese al error, nadie achaca nada a nadie. Euforia desatada en El Molinón ante un festival goleador que refrenda las ilusiones de Orlegi.