La Crónica: ¡Tenía que ser Cazorla!

Sufrió, y vaya que si sufrió el Real Oviedo. Fueron 90 minutos agónicos, con dos palos en contra y con el varapalo de un penalti en contra que complicó más de la cuenta una eliminatoria que estaba bien encaminada tras el resultado de la ida. Pero a problemas, Santi Cazorla. El mago entró tras el descanso, cuando más falta hacía, y en menos de cinco minutos regaló su mejor momento con la camiseta carbayona: un magistral golpeo de falta que, por el momento, sirve para estar en la final del play off de ascenso a Primera. Tenía que ser él. 

Miércoles laborable, siete de la tarde y la afición del Real Oviedo no falló a su cita. Ambientazo a la altura de lo que había en juego para apoyar a los azules, que sorprendieron con el once. Paunovic apostó por Chaira, que llevaba sin ser titular desde el debut del serbio, y Cazorla se quedó en el banquillo. Los que no querían sorpresas eran los visitantes, que no se achantaron ante la presión del Tartiere. 

Salieron mejor los de Rubi y desde muy pronto Escandell se convirtió en protagonista. El meta tuvo que sacar una buena mano para evitar el primero de Melamed, que lo intentó con un disparo con rosca que se iba envenenando. Les costó a los azules entrar al partido y su primer remate fue a través de Chaira, que disparó muy desviado. 

Con más calma y, sobre todo, más balón, el Oviedo comenzó a jugar también en campo contrario, pero cuando mejor estaban llegó uno de esos errores que no se pueden permitir jamás jugándote lo que te estás jugando. Melamed remató dentro del área y el balón se estrelló directamente en la mano de Seoane, que la tenía muy separada. Y el regalo lo aprovechó Melero para engañar a Escandell desde los once metros y poner por delante al Almería en el ecuador del primer tiempo. Primera vez por debajo en el marcador para Paunovic y la eliminatoria volvía a igualarse. 

Tesitura difícil para los carbayones y respuesta inmediata del banquillo, que mandó a calentar a Cazorla. Seoane estaba cuajando uno de sus peores partidos con la camiseta del Oviedo y el serbio buscaba soluciones. Entre tanto, el Oviedo seguía KO y el Almería olía sangre. Hasta en dos ocasiones, Escandell tuvo que estirarse al máximo para evitar el 0-2 de Lopy, que en ambas ocasiones le pegó desde la frontal con mucho peligro. Solo Rahim, con una tímida definición en un mano a mano, incomodó al Almería. 

En el peor momento, era necesario encomendarse a Cazorla, que saltó al césped por Seoane tras el paso por los vestuarios. Y no le hicieron falta ni cinco minutos. Él mismo provocó una falta en la frontal del área y él mismo la transformó disparando al palo de Fernando para poner el empate y hacer rugir al Tartiere. Tenía que ser Santi, no podía ser otro. Empate y aire fresco para los azules. 

Despertó el Oviedo, mucho más intenso y con un público entregado que los llevaba en volandas. Y en ese contexto, se animó Hassan, que primero probó con un disparo desde la frontal y después colgó un par de centros muy dañinos que no encontraron rematador al segundo palo. Y para buscar más frescura arriba, Paunovic apostó por Fede Viñas, que saltó al campo con apenas un par de entrenamientos tras su última lesión. 

Vivía el Oviedo sus mejores minutos en el partido y parecía que el Almería estaba grogui, pero nada más lejos de la realidad. Los indálicos también apretaban cuando podían y Melamed puso a prueba los cimientos del Tartiere con un zapatazo lejano que se estrelló en el larguero. Los cambios le sentaron bien a los azules, con un Viñas que ganó incontables duelos y que incluso saboreó un buen gol que fue anulado por fuera de juego previo de Rahim. Recuerdos de Vietnam con ese tanto de Masca, pero esta vez el final fue más dulce. 

En la recta final, sin nada que perder y con toda la carne en el asador, el Almería buscó desesperadamente el empate. Y estuvo muy cerca de conseguirlo. Baptistao la puso con mimo y el cabezazo de Marezi se estrelló en el palo por suerte para los azules. Paunovic se protegió con tres centrales y el Oviedo fue capaz de resistir. Con fe, con orgullo y con mucha garra. Con cualquier cosa, pero lo suficiente para conseguir el pase a la gran final.