La Crónica: Un Sporting a medias empieza con mal pie

Al Sporting le queda. La derrota ante el Levante hace evidente que al equipo rojiblanco le hacen falta piezas vitales en el esquema inicial de Rubén Albés. Le faltaron efectivos al equipo rojiblanco para hacer frente a un cuadro granota que también contó con problemas pero afrontó el duelo con un once de garantías. Acertó primero el Sporting, pero no valió. Sí los dos zarpazos del Levante para asestar un golpe duro a la moral rojiblanca. Unicamente Dubasin puso el corazón para creer en algo más. Para algo más, falta algo más. 

Empezó el partido con calor. Y ante las altas temperaturas, apareció fuera de su hábitat un pingüino. En la primera combinación del Sporting, Gaspar Campos se vistió de arquitecto de jugada. Diseñó un pase para Jonathan que el delantero mandó a la red. Su celebración, llena de rabia. Incluso se marcó el 'bailecito' del pingüino que le hizo merecedor del mote en el Belmonte. Pero el VAR anuló la danza. Estaba adelantado 'Duba' en el pase del '7'. Al agua. 

Era un buen inicio rojiblanco aunque el Levante, sin estar tan diezmado como pensaba su entrenador, avisó por medio del talento de Carlos Álvarez. Pasaron los minutos, el Sporting se enfrió y el Levante lo aprovechó. Se desquitó Carlos de la primera ocasión para meter la puntera en un centro de Andrés García y alejarla lo justo de Rubén Yáñez. Mazazo tremendo que no hacía justicia al buen arranque del Sporting. 

Le temblaron las piernas al equipo rojiblanco después del gol. Curbelo no conseguía despejar con contundencia los ataques granotas con un Morales que amenazaba con cargar el fusil en cada acción. El paso de los minutos hizo mella en el césped, con un calor axfisiante en El Molinón. También axfixió el árbitro al Sporting con un penalti no señalado. Tan duro fue que Nacho Méndez se tuvo que ir directo al vestuario acompañado de los doctores rojiblancos. Para dentro Nacho Martín. 

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Se empezaba a desesperar El Molinón con un ritmo que imponía el Levante y que llevaba a los rojiblancos a remolque. Y para más desesperación, el error de Yáñez. En una falta desde la frontal, Kochorashvili sorprendía al meta rojiblanco por su palo. No lo tuvo en cuenta, lo midió francamente mal. Lo justo para dejarle la puerta abierta al georgiano que conseguía el segundo para disgusto rojiblanco. Se despidieron los futbolistas con silencio, quizá la peor sensación. 

Quiso darle un plus más el Sporting tras el paso por vestuarios. Pero era más idea que ejecución. El tiempo pasaba y Andrés Fernández seguía siendo un mero espectador del choque. No encontraba una pizca de claridad el equipo de Albés, carente de fútbol en un Molinón que no presentó el mejor estado en el césped. Todo influye. 

El fútbol es para el que lo intenta y nadie le puede decir a Dubasin que lo intentó. El que le quitaron en la primera parte se lo dieron en la segunda. Estrenó el cajón de las asistencias Cote para bordar con su zurda de seda un centro medido hacia el delantero. Cabezazo preciso y El Molinón se empeñó en creer en que todo era posible. 

La entrada de Queipo fue insulina para el equipo de Albés. El '9' activó el ataque y sus apariciones hacían mejor a los rojiblancos. En una combinación apareció Cote con un centro que por poco no se envenenó. También buscó el de Roces su segunda asistencia pero el centro no conectó con la cabeza de ningún compañero. Le faltaba más colmillo al Sporting y Albés reclutó a Campuzano. 

Pero fue más corazón que realidades. Estaba obtuso el Sporting y la prueba fue que después del gol no realizó ningún tiro a puerta. Un inicio triste para la etapa de Rubén Albés que mira al mercado con cara de necesidad. Con lo que tiene, por el momento, no le da.