La Crónica: Victoria agónica del Oviedo para seguir creyendo

Mes de mayo, calor, visita del Real Zaragoza y el sueño del ascenso en juego. Una combinación de circunstancias que es sinónimo de malos recuerdos y de mucho sufrimiento para los oviedistas. Y en esta ocasión, volvió a suceder lo mismo, pero con un final que invita a soñar con cosas más bonitas. Fue un partido feo, de poco ritmo, y en el que el Real Oviedo no jugó bien, sobre todo en la primera mitad. En la segunda, los de Paunovic creyeron, tuvieron sus ocasiones –penalti fallado incluido– y ya en el descuento, cuando todos se temían lo peor, apareció Paulino de la Fuente para empujar con la testa un gol que hizo temblar los cimientos del Tartiere. Promoción asegurada y el ascenso directo a dos puntos, ¿por qué no soñar? 

Aupados por el ambientazo en la previa, el Oviedo saltó al césped del Tartiere con un par de novedades: Oier Luengo en el lateral diestro y Portillo partiendo desde el extremo izquierdo. Y no se tardó mucho en ver el primer y prácticamente único acercamiento de los azules en un primer tiempo que fue soporífero. Hassan colgó al corazón del área y Fede Viñas, muy forzado, remató fuera. La respuesta fue inmediata del Zaragoza, que gozó de la mejor ocasión de la primera mitad con un balón al interior del área con el que no pudo conectar Pau Sans para empujarla. 

Los primeros minutos fueron claramente para el equipo de Gabi, que salió mandón al encuentro ganando las segundas jugadas y con mucha más presencia en campo rival. Al Oviedo no le quedaba otra que quitarse el balón de encima, pero llegaron los parones. El primero, por una lesión muscular del capitán maño Lluís López, que tuvo que ser sustituido. Poco después, la mala suerte fue para Viñas que, tras una pugna con Jair, el central le cayó encima de su rodilla diestra. El uruguayo casi se va en camilla y no pudo continuar. Mala pinta. En su lugar entró Alemão y el partido, con muy poco ritmo, se enfrió, sin ocasiones para ninguno. No hubo tiempo para más en el primer acto, posiblemente el más flojo desde que comenzase la era Paunovic. 

Tenía mucho que mejorar el Oviedo si quería seguir con opciones en su lucha por el ascenso directo, pero Paunovic optó por mantener a los mismos futbolistas. Los azules fueron mejorando con las asociaciones entre Cazorla, Portillo y Rahim por la banda izquierda. El primer aviso fue un centro del lateral nigerino que pegó en Francho y acabó pegando en el palo y, el segundo, un penalti señalado por mano de Jair que Cazorla volvió a estrellar en el mismo poste a la hora de encuentro. No se lo podía creer el ‘8’ ni todo el Tartiere. 

Sin tiempo que perder, Paunovic gastó un triple cambio. Cardero, Seoane y Paulino al césped en lugar de Cazorla, Portillo y Hassan. Y la primera fue para el canterano, que probó fortuna con un disparo lejano que se fue rozando el poste. El Oviedo seguía insistiendo con mucho más corazón que fútbol, pero era el único camino. De nuevo desde lejos, lo intentó Seoane y, de nuevo cerca del poste. Hubo que esperar hasta el descuento para, de forma agónica, conseguir el tanto. La puso Cardero, Paraschiv la peinó en el primer palo y Paulino de la Fuente la empujó con la testa para que todo el Tartiere estallase. Cuatro minutos más de sufrimiento y tres puntos que se quedan en casa. A tiempo de todo y con el estado de ilusión ya instalado. Repito, ¿y por qué no soñar?