La Crónica: Lo que la suerte te da, la suerte te lo quita

Suerte de cara, justicia en contra del Sporting. El equipo de Gallego obtuvo un punto del que las lecturas que se extraigan pueden ser varias. El Sporting se encontró con dos goles, uno de penalti y otro tras un centro que acabó en golazo de Kravets, pero las sensaciones no fueron buenas. Vuelta a las andadas de los de gallego que cerca estuvieron de conseguir el botín completo, pero el Málaga se lo arrebató cuando el partido acababa. Alejados de la promoción, el Sporting debe volver a ponerse el mono de la Copa del Rey. Con esa ropa, este equipo es otro. Nada que ver con lo visto hoy en Málaga. 

Salía Gallego de la mano de su once de gala con un pequeño matiz. Guille Rosas aguardaba en el banquillo y dejaba su puesto al goleador copero Bogdan. Como si de una resaca real se tratara, el Sporting salió adormecido a La Rosaleda. Durante los primeros diez minutos de choque, el Málaga avasalló con el balón al conjunto de Gallego, incapaz de salir de la cueva. El agobio lo despejó Pedro Díaz con un balón a la carrera de Fran Villalba. El valenciano cedió para el Puma Rodríguez quien, de espaldas, fue arrollado por Kevin. Parecía agua, pero el VAR divisó tierra. Primer penalti a favor del Sporting en toda la campaña y Djuka no desaprovecho el favor arbitral para despertar de un zarpado al Sporting desde los once metros. 

Una de cal y una de arena. El gol llegó con la lesión de Aitor García que abandonó el partido en plena celebración. El encuentro cogió calorías, con cuatro tarjetas en apenas 20 minutos. Con el Sporting metido en la faena, Djuka tuvo el segundo, pero su disparo se marchó cerca del palo de la portería de Dani Martín. El fútbol suele equilibrar balanzas y lo que el VAR te da, el VAR te lo quita. José Gragera despejó la pierna de Kevin en su búsqueda del balón y el colegiado volvía a emprender el camino de la pantalla. La imagen dio la razón a la sala VOR y Brandon Thomas puso el empate también desde los once metros. 

El gol fue revitalizante para el equipo de José Alberto y somnífero puro para el Sporting. El Málaga volvía a ser dominador de la posición, mientras el Sporting se parapetaba en el área de Mariño. Babin tuvo que aparecer para sacar bajo palos un envío de Escassi que ya parecía dispuesto para que se relamiera el exrojiblanco Peybernes. Con el Sporting agobiado y para no perder la costumbre, Ucrania volvió a salir al rescate. Kravets emuló a Bogdan en la faceta goleadora. Un disparo en forma de centro terminó en la escuadra de Dani Martín para la incredulidad rojiblanca. Ni Kravets supo reaccionar ante tal gol. La suerte seguía guiñándole el ojo al Sporting como hacía tiempo que no lo hacía. 

Al descanso y por segundo partido consecutivo, Gallego salió del vestuario con un recambio bajo el brazo. Nacho Méndez ingresó, Pedro se quedó en la caseta. Febas le dio aire fresco al centro del campo malagueño que comenzaba a estirarse y a pedir el balón de nuevo en propiedad. El Sporting avisaba, pero no mordía. En cambio, el Málaga mordía sin aviso previo. Tampoco avisó Berrocal del regalo navideño que le había traído a Brandon. Patada al aire en el intento de despeje y el mano a mano estaba servido. Sin embargo, no estaba conforme con el presente y se lo arrebató cuando ya había tumbado a un inspirado Mariño. El gallego volvía a erigirse como salvador rojiblanco con dos buenas intervenciones, una de ellas a disparo de Febas desde la frontal. 

Cómodo bajo el chaparrón, el Sporting buscaba su premio a la contra. Seguía espoleado Kravets que en una arrancada encontró a Villalba, pero el balón le pilló adelantado y el disparo no cogió portería. Un oasis en medio de la tormenta. La acción estaba en el otro área. Mariño seguía siendo el seguro de vida de los suyos ante el acoso, que no derribo, del Málaga. El portero rojiblanco grapó un remate de cabeza de Gassama a pocos palmos de su posición. Tardó en reaccionar Gallego para frenar al convoy de José Alberto. El mejor muro de contención del que dispone a día de hoy el Sporting, llamado Christian Rivera saltó al campo para poner a enfríar el partido. 

A punto de meterlo en el congelador del todo estuvo Djuka. Con el Málaga volcado, el Sporting robó, corrió y rozó. Puma se la brindó al montenegrino, pero la vaselina del '23' se escapó por un pelo. Era el preludio del gran jarro de agua fría. Volvía a aparecer Mariño con una buena parada pero su rechace se fue a parar a los pies de Ramón. Desde fuera del área, sin dudar, el centrocampista del Málaga bombardeó la red de la puerta de Mariño, birlando los tres puntos que ya se saboreaban en el banquillo de Gallego. Al final, punto es punto en un partido en el que la suerte le dio más de lo que le quitó al Sporting. Con un canto en los dientes.