Un empate de actitud, de afición y de ficción

El Sporting de Gijón ha conseguido un empate de locura en El Molinón. El Zaragoza fue mejor, pero se le hizo largo el partido. Maikel Mesa, en la primera parte, y Azón, en la segunda, adelantaron a los maños. Los rojiblancos, sin buen juego este sábado, terminaron empatando gracias a un gol de Campuzano en el 85' y otro de Pablo Insua en el 97' tras un fallo de concentración de Poussin. 

Tras el recibimiento espectacular con un ambiente festivo, el Sporting trató de responder al apoyo de su afición con la ambición de buscar la portería rival. Lo consiguió durante la primera fase de la primera parte, con llegadas por ambas bandas y casi siempre con Otero tratando de definir. También tuvo una ocasión Djuka, pero la falló y el asistente también había señalado un fuera de juego que en caso de gol hubiese merecido revisión. 

Sin embargo, cumplida la primera media hora, el Zaragoza comenzó a sentirse mejor. Empezó a ser superior. Avisó en varias ocasiones, había quien lo veía venir, cuando llegó el tanto de Maikel Mesa al filo del descanso. La perdió Hassan, se desentendió, y tras una segunda jugada falló Roque Mesa. Una oportunidad que aprovechó Maikel Mesa para batir a Yáñez con un disparo con su pierna derecha al borde del área. Así se llegó al descanso. 

En la reanudación, no funcionó el juste de Ramírez en el vestuario. El Zaragoza seguía siendo mejor e incluso pudo haberse adelantado con un remate desviado de Azón. Eso sí, el delantero visitante no falló en el 75', cuando tras un nuevo desajuste defensivo llegó el segundo de los maños.

Parecía sentenciado el encuentro, no reaccionaba el Sporting, pero apareció la zurda de José Ángel, que había salido desde el banquillo. Y el acierto de Campuzano para hacer el 1-2 a cuatro minutos del 90'. Todavía había más tiempo con el añadido, otros nueve minutos, en los que llegó el tanto del empate. Se quedó Insua de palomero, el portero rival tiró el balón al suelo y el gallego se lo robó. Así, a placer, hizo el 2-2 en el 97' para locura de El Molinón. 

Unos instantes finales en los que el Sporting buscó el tanto de la victoria. Con la actitud que tuvo, que no juego, para seguir luchando, empujado por una afición que volvió a estar de sobresaliente. No llegó la victoria, pero se evitó la derrota. Un punto que, visto lo visto, sabe a gloria.