La Crónica: El Sporting aprende a sufrir en el Murube

El viaje en ferry no es para todos. Muchos deberán hacer uso de biodramina para mantener a raya los mareos náuticos. Para los dos partidos que lleva el Sporting de Gijón, como recambio, este curso son necesarios otro tipo de calmantes. La afición rojiblanca sumó una nueva tarde de nervios para traer los tres puntos de vuelta a la península. Lo hizo tras una tarde de buen juego y de achicar balones a raíz del cambio de sistema. Fue mejor el Sporting en la primera parte y terminó defendiendo los ataques del Ceuta para conseguir la segunda victoria de la temporada. Nervios, sí. Pero victoria, también. 

El césped del Alfonso Murube se asemejaba más a un búnker de un campo de golf que se precie. Arenas poco movedizas que convertían el juego de balón en una tarea ardua. Golpear el esférico era levantar una tormenta de arena sobre el cielo de Ceuta. Así recibía la ciudad autónoma al Sporting. Y la respuesta rojiblanca fue idéntica a la que recibió el mentón del Córdoba cinco días antes. La conexión entre Juan Otero y César Gelabert volvió a encontrarse sobre el césped arenoso del Alfonso Murube. Tercera asistencia del colombiano y segundo gol del palentino. Un 'deja vú' feliz. 

El inicio del Sporting, inmejorable en cuanto a efectividad, tuvo una continuidad en el juego. Aguantaba bien el equipo de Asier Garitano las pocas acometidas del Ceuta, algo más dominante del balón pero ineficaz en el área de un seguro Rubén Yáñez. En el otro área, el Sporting buscaba matar el partido en un campo que se convertía en un campo de minas. Gelabert cabalgó en soledad hacia el segundo en un mano a mano que se cantaba ya en la grada visitante. En el último control a la hora de controlar, la pelota pegó un brinco que mandó la acción al limbo. 

Buscaba el Sporting asestar otro golpe a la resistencia caballa que aguantaba el tipo en defensa y pasaba inadvertido en ataque. Solo Juanto Ortuño conseguía intimidar de forma muy sutil antes de otra gran ocasión para el Sporting. Fue Gaspar el encargado de poner un gran balón al corazón del área en la búsqueda de la cabeza de Juan Otero. El remate cafetero, centrado. Antes de finalizar la primera parte, el Ceuta tuvo la suya. Fue en el primer error defensivo rojiblanco que derivó en José Matos dentro del área para buscarle las cosquillas a Yáñez. Buena respuesta del meta catalán para frenar la primera acometida local. Al descanso con sensaciones muy distintas que las que se llevó al vestuario de El Molinón ante el Córdoba. 

El ritmo tras el descanso llevaba el compás rojiblanco. Salió dominante el equipo de Asier Garitano que atosigaba el área de Pedro López con la aparición de los cuatro de arriba. Cuando se entienden, el Sporting pita. Y tenía ganas de pitar. Buen inicio de segunda parte para los rojiblancos ante un Ceuta que evidenciaba nervios. Pero como el partido estaba vivo, quedaba chicha. La que intentó meterle el equipo por medio de Carlos Hernández con un remate de cabeza que exigió la palomita de Yáñez. 

El primer arreón en el partido de Ceuta hizo a Garitano activar el plan más defensivo con la entrada de Eric Curbelo. No le vino bien el cambio de estilo al Sporting, que empezó a verse más cerca de la portería de Yáñez. El Ceuta dio un paso al frente que no derivó en ocasiones claras hasta el descuento. Cuando el cartelón señaló siete minutos de alargue, Carlos Hernández la estampó contra el larguero previo paso por la mano de Yáñez. Fue un descuento de puro nervio, con el Sporting dejando los tres puntos en el alambre. Los amarró como buenamente pudo el equipo gijonés para mandar la victoria de vuelta en el ferry. Sufrió. Pero el Sporting de Garitano tiene capacidad de sufrimiento.