La Crónica: El Sporting entra en depresión profunda

Engañoso el marcador, no engañan las sensaciones. El Sporting de Gijón cayó derrotado en El Molinón con una de las peores imágenes de la temporada y se diagnostica con una crisis peligrosa. El MIrandés hizo lo que quiso con el cuadro de Miguel Ramírez y sentenció el partido a la salida de vestuarios. Aitor puso maquillaje, pero no hay pintura que tape un descolchón así. 

Empezó el partido con aroma de siesta. Ni Mirandés ni Sporting ponían ritmo a un inicio somnoliente de tarde de fútbol aunque Milo parecía acertar con el despertador. El serbio volvía a aparecer bien colocado dentro del área para rematar con la cabeza un gran centro de Cote. La metió entre palos el '21' pero, por muy poco, el asistente decretó una posición adelantada. Lástima. Se avecinaba lo peor. 

El equipo de Joseba Etxeberría demostró lo simple que es hacerle daño a este Sporting. En un saque de banda, Juanlu se hizo el hueco con una pared sencilla y sirvió a la soledad de Salinas. El lateral aprovechó que no le siguió ningún rojiblanco para cruzar el balón ante Cuéllar y poner de morros a un frío Molinón. 

No reaccionó mal el Sporting al primer gol jabato. Cote, de los más activos. buscó el empate con un disparo lejano que exigió a Alfonso Herrero a emplearse a fondo. Pero esa era la producción ofensiva del Sporting. Cristo estaba fallón, Milo lejos del área perdía efectividad y Otero no tenía el día. La mala tarde de los rojiblancos se encargó de corroborarla Jofre. El atacante del Mirandés recibió en el interior del área tras una pérdida de Insua. Lanzó a Cuéllar al suelo con un control orientado y puso el segundo. Crisis absoluta. Y pudo ser peor si Cuéllar no hubiera evitado el tercero de Juanlu. 

La reacción fue rápida, dura y preciosa. Las cualidades que se adaptan al disparo de Pedro Díaz. Nadie tiene su golpeo en el equipo. Y lo volvió a demostrar con un balón rechazado que empaló con determinación. Golazo. Sin tiempo para celebraciones, momento de seguir. Pero la primera parte estuvo cerca de terminar con otro gol a favor del equipo visitante. Cuéllar se lo negó a Pinchi para evitar que la crisis fuera de dimensiones épicas antes del descanso. 

Se esperaría El Molinón un cambio de guión. Pero la cosa fue a peor. A mucho peor. Pinchi profundizó en un desastre generalizado con un disparo lejano que no pudo detener Cuéllar. Pudo hacer más el capitán. También pudo hacer más en el cuarto. Sí. En el cuarto. Juanlu recibió, como siempre, solo en el interior del área, y la alojó con comodidad en el fondo de la portería del Sporting. y por primera vez desde el cambio de propiedad, El Molinón se giró hacia al palco. Una práctica que parecía olvidada pero que el resultado y la nefasta imagen hizo recobrar. 

Cuéllar evitó el quinto. De hecho, el portero estaba siendo el encargado de evitar que la herida fuera mucho mayor. Con más de 20 minutos por delante, un Sporting y un Molinón en estado de depresión. Los rojiblancos buscaron maquillar el resultado y el Mirandés, por medio de un estelar Raúl, buscaban la manita. Ver para creer.

Aitor tiró de fe para demostrar algo de orgullo con un doblete que ilusionó a los ilusos en la recta final de partido. Pero es que ni con eso el Sporting fue capaz de sacar a relucir el amor propio. Cayó derrotado un equipo en crisis que hoy fue diagnosticado de gravedad.