La Crónica: La impotencia rojiblanca alarga la racha

Paso atrás del Sporting de Gijón. El equipo rojiblanco fue inferior a Las Palmas, que mostró una candidatura seria y firme para estar en la zona alta. La suerte se alió con el cuadro de Pimienta en el gol, con la colaboración de Cali para abrir el marcador. Con la renta a favor, el equipo canario controló todo el partido y no dejó al Sporting nada de libertad para crear. Sin grandes ocasiones para evitarlo, llegó la séptima consecutiva sin ganar. Otro golpe de realidad. 

Sin dos de los mejores estandartes por bando, con Djuka y Jonathan Viera viendo el partido desde fuera del césped, empezó un partido pasado por agua. Desde la esquina visitante, más de un millar de aficionados canarios se dejaban notar en un frío Molinón en lo climatológico. Empezó bien Las Palmas, mordiendo y sabedor con la capacidad de dormir como líder de la categoría en caso de ganar en Gijón. Empezó a desperezarse el equipo de Abelardo, llegando a través de algún balón parado que no supo transformar en peligro. 

No hubo mucho en los primeros minutos pero la sensación de control era canaria. Y en la primera, atinó. Entró Las Palmas por la banda zurda, habilitado por un rezagado Cote. Cardona entró por la banda y se paseó por la línea de fondo. Llegó al final de su carrera y la puso atrás donde se decidió la desgracia. Tocó en Cuéllar, tocó en Cali y se coló en la portería. Jarro de agua fría y eso que la lluvia había dado una tregua.

No estaba preparado el Sporting para el golpe y no encontró forma de reaccionar. Sin ideas en el juego, tosco con el balón y desarbolado ante la ausencia de facilidades para entrar a la portería de un equipo muy bien organizado en defensa. Y feroz en la presión. Esa que ahogó a Christian Rivera en dos ocasiones y provocó que Álvaro Jiménez llegara a armar un disparo muy liberado. El disparo del exrojiblanco lamió el larguero de Cuéllar.

El portero sería el siguiente señalado con un balón envío que aprovechó Las Palmas para montar un mano a mano improvisado. La aparición milagrosa de Pedro Díaz evitó el segundo canario cuando ya se cantaba en la esquina amarilla. Sin opciones en ataque, tan solo Cali Izquierdoz dispuso de una ocasión en un balón parado pero que estaba invalidado por fuera de juego. Poco o nada del Sporting en el apartado del gol. 

El paso por vestuarios, precedido por una bronca con el colegiado, no cambió el guion inicial. Pejiño desnudó con dos paredes a la defensa rojiblanca y pudo armar un disparo muy cruzado con facilidad. Sin problemas sobre la portería de Cuéllar. La portería visitante la visitó el Sporting a los cuatro minutos de la segunda parte. Cote desempolvó su mejor pie para servir un balón precioso al pie de Zarfino. El uruguayo erró el buen balón y la mandó arriba. 

Espejismo. Las Palmas comenzó a jugar un fútbol soberbio que el Sporting se dedicaba a mirar como lo hacía de bien. Pejiño sacaba el capote en cada acción y los rojiblancos solo podían seguir las sombras del jugón amarillo. Se hartó a forzar amarillas, fruto de la decepción y la impotencia rojiblanca. Movió el banquillo Abelardo pero el equipo estaba en ralentí. Intentó subir una marcha más con los últimos cambios, uno forzado por una nueva lesión de Víctor Campuzano. Notó el pinchazo atrás el catalán y se fue directo a la ducha entre lágrimas. 

Tuvo una el Sporting en el descuento para negar la victoria amarilla. Gragera encontró un gran centro de Jony y lo remató hacia la portería. Pero es que hasta el potero de Las Palmas tuvo el día. Álvaro Domínguez se estiró para negar el empate. Nuevo paso atrás del equipo de Abelardo que suma ya siete jornadas consecutivas sin ganar. Alarmas arriba.