Lazo alarga la sequía bajo la lluvia

No fue un vendaval, pero lo lanzó todo por los aires igualmente. Sin hacer uso de su pegada habitual, el Almería tiró de efectividad para provocar un nuevo tropiezo del Sporting en casa. Tras una buena primera parte en la que el temible líder parecía un equipo de mitad de tabla, las piernas le fallaron en la segunda a un Sporting al que le faltó colmillo en los metros finales para hacerse con la presa. Cuando la gente encaminaba el camino a sus hogares, con la voracidad de
un equipo con ínfulas de ascenso, el Almería desarboló El Molinón en el tiempo de descuento.

Volvió a salir mandón el Sporting, pero careciendo de acierto en los metros finales. Guiado por un motivado Villalba en el reencuentro con su exequipo, el equipo de Gallego rondaba la portería de Fernando sin atino. Cerca estuvo Djuka de encontrar el gol, pero no fue capaz de definir en el mano a mano. En el otro área, Umar Sadiq se peleaba con Babin en un combate de pesos pesados, que cerca estuvo de desnivelar el nigeriano. El linier, con la ratificación posterior del VAR, observó al pichichi en fuera de juego justo antes de batir a Mariño. Una posición justa que salvaba al Sporting.

Con la lluvia golpeando con fuerza, el Almería creció en el partido. Tras el paso por vestuarios, el ritmo aumentó y, con él, los ataques del líder de la categoría. Se encontraron con la respuesta de un buen Diego Mariño que desbarató las apariciones del cuadro de Rubi. Movió el banquillo el cuadro visitante y también lo hizo el Sporting, aunque a menor ritmo. Con la permuta obligada de Aitor por el Puma Rodríguez, Gallego buscó correr a la espalda de los laterales indálicos. Y lo encontró. El panameño vislumbró el hueco para meterse en el área almeriense y armar el recorte. En el camino, Arnau se lo llevó por delante para alboroto local que no entendía como el colegiado desde el césped y su ayudante desde la sala VOR decretaban que nada había pasado. Hubiera sido la oportunidad idónea para cazar al líder.

Pero el líder escapó y atacó donde y cuando más duele. Con el partido en el alargue y la gente desfilando ya por las escaleras de El Molinón para resguardarse de la lluvia, llegó un jarro de agua fría mayor. Un recién ingresado Sousa se revolvió en el área, vio la entrada de Lazo y se la puso para que este solo tuviera que empujar el balón y el liderato en solitario del Almería. Sin tiempo para la reacción, el Sporting volvió a caer en casa y el bache crece. Toca poner cemento en La Romareda para evitar que el socavón vaya a mayores.