En vídeo: La afición del Sporting vuelve a alzar la voz
Antes del partido tuvo lugar una numerosa concentración de aficionados en contra de la cúpula directiva. El Molinón presentó una floja entrada al principio que se compensó con la entrada de público al descanso
Sin nada en el apartado deportivo, el foco se colocó ante las puertas de El Molinón. Allí, media hora antes del partido, tuvo lugar una concurrida manifestación de protesta. La afición del Sporting de Gijón volvió a alzar la voz contra la gestión de un club que ha completado la peor temporada de su historia. A las afueras del estadio, el público expresaba su malestar contra un palco que estaba observando la primera parte del partido. En El Molinón, huérfano de cánticos, solo se escuchaba a la afición de Las Palmas. El ambiente fuera se caldeaba a gritos que solicitaban la dimisión del Consejo de administración del Sporting de Gijón.
Desde fuera del estadio, se coreó el himno que sonaba en el interior del campo. Javier Fernández, presidente de la entidad, fue el centro de las críticas de la enfurecida hinchada del Sporting que castigó a su equipo con una primera parte desangelada. El Molinón presentó una imagen a la altura de lo que se estaba viendo en el césped. Los únicos instantes en los que se animó el público gijonés fue con el gol de Jonathan Viera. Incluso se protestó el gol anulado al cuadro canario. También se festejaron los goles que el Ibiza conseguía en el Carlos Tartiere ante el Real Oviedo.
El descanso dio paso a la entrada de público en el estadio. Pese a contar con una mejor entrada, el ambiente continuó frío. La Grada de Animación cumplió su promesa y no animó al equipo. El único calor lo ponía la esquina amarilla del estadio. Desde ahí, surgió un cántico que actúa como reflejo de lo que fue la jornada de fútbol en Gijón. La afición de Las Palmas comenzó a cantar "Hola, Don Pepito" y el Molinón contestó "Hola, Don José". Más guasa que juego.
Muchos aficionados entraron al campo en el descanso con cánticos hacia la directiva. Una protesta coral que no fue tanta dentro del estadio como sí lo fue fuera. Al término del partido, El Molinón se vació rápido con algún rezagado que aprovechó para dirigir sus últimas palabras contra el palco. La zona presidencial se despejó también con rapidez, dando final a una jornada en la que el fútbol fue lo de menos. El Molinón volvió a alzar la voz ante un fútbol inexistente. La Mareona vuelve a cargar en la misma dirección.