La importancia de atinar: Ahora sí, 'Gatu'
Las cinco caras nuevas del Sporting mandan en sus puestos y su rendimiento están catapultando al equipo gijonés
El cierre del mercado de fichajes dejaba un sabor agridulce. El rostro de David Guerra en la madrugada del 2 de septiembre evidenciaba el sentir. No se había conseguido el objetivo de la dirección deportiva de traer un delantero, deseo manifestado por Miguel Ángel Ramírez, y el Sporting de Gijón afrontaba la competición con las dudas generadas en los primeros partidos. Dos meses después, la imagen es muy diferente. El mercado de fichajes ha subido de nota y el mérito de la dirección deportiva se reafirma.
No fueron muchas incorporaciones pero sí que atinadas. El porcentaje de acierto del mercado de fichajes del Sporting de Gijón, en lo relativo a caras nuevas, se ha traducido en un 100%. Los cinco nuevos jugadores que aterrizaron en Mareo este verano se han hecho con un hueco fijo en el once y son parte de la columna vertebral de Miguel Ángel Ramírez. La labor del director deportivo Gerardo García, 'Gatu' en su círculo más cercano, y la de su equipo de trabajo está aprobando con nota.
Empezando por atrás. La zona del campo más reforzada tras el verano y de la que más rédito está sacando el Sporting. Siete porterías a cero en 14 partidos son el ejemplo del buen funcionamiento gijonés en defensa. La portería con Rubén Yáñez ha dado un salto hacia delante. El meta catalán se está convirtiendo en uno de los mejores refuerzos veraniegos. Actuaciones de mucho mérito, paradas que se traducen en puntos y una seguridad de la que el Sporting saca rédito semana tras semana.
En la línea defensiva, dos jugadores también se han ganado su puesto a pulso. El que apuntaba a tenerlo más complicado era Álex Pascanu. El rumano, firmado como central, se encaramó en el lateral diestro en una dura pugna con Guille Rosas. A los puntos, el jugador llegado de la Ponferradina sale vencedor. Acumula 11 titularidades y ha dado un paso adelante en su nueva posición. En el centro de la defensa, el hueco parece complicado. Entre otras cosas, por el buen papel de Róber Pier.
El gallego se está convirtiendo en uno de los mayores seguros del conjunto gijonés. Es el futbolista de campo que más minutos acumula en este arranque de liga con 1098. Junto a Pablo Insua, ha construido una muralla de la que el Sporting se beneficia. Otro de los aciertos de la dirección deportiva, que se movió rápido para firmar a un jugador contrastado en el fútbol español y con muchos pretendientes.
El último en llegar también se ha hecho con su hueco. Roque Mesa es pieza indispensable para Miguel Ángel Ramírez a pesar de no haber tenido participación en el último partido ante el Villarreal B. En Mareo, se destaca su asombrosa 'facilidad' para el juego. Parece que no tiene velocidad. La realidad es que no le hace falta. Su veteranía hace el resto. Un jugador que está llamando la atención en entrenamientos y en partidos por su desempeño y entrega. Llegó fuera del mercado pero se ha convertido en uno de los mejores movimientos.
Ese puesto lo compite con Hassan. El extremo francés se está destapando como una de las revelaciones de Segunda división. Ya había tenido varias intentonas en la categoría de plata pero en El Molinón está brillando con luz propia. Además, las estadísticas que tanto le motivan le están empezando a acompañar. Dos goles y cinco asistencias entre Liga y Copa del Rey suma ya el eléctrico galo. Otro movimiento trabajado por la dirección deportiva que le da la razón al mercado diseñado por el equipo de Gerardo García. El director deportivo ha demostrado un buen ojo en este mercado.
Hasta la opción deseada y fallida brilla
El radar del Sporting también detectó el potencial de uno de los jugadores diferenciales en esta temporada. Miguel de la Fuente, objetivo prioritario en el mercado rojiblanco, suma siete goles con el Leganés. Un jugador que optó por volver a Butarque a pesar de haber alcanzado un principio de acuerdo con el Sporting de Gijón. El tiempo le dará, o no, la razón al delantero madrileño. Lo que está claro es que el ojo clínico de Gerardo García no había fallado en su objetivo.