Martín Presa, un mal socio para el Real Oviedo
El presidente del Rayo Vallecano ha incumplido su palabra con el equipo asturiano tres veces en solo dos temporadas
Llegar un acuerdo verbal con Martín Presa es tan vinculante como tratar de efectuar el pago del fichaje con pesetas. En este último mercado de fichajes, el presidente del Rayo Vallecano se la ha vuelto a jugar al Real Oviedo y, tras un giro radical de los acontecimientos, no se pudo llevar a buen puerto una negociación que parecía encaminada horas antes.
El cuadro asturiano trató de no perjudicar a Tomeu Nadal. La directiva está encantada con su profesionalidad y el cuerpo técnico lo considera un guardameta de garantías, aunque haya sido Álvaro Cervera quien lo ha relegado al papel de suplente. Por eso mismo, aunque la continuidad del balear era el escenario idílico para el conjunto carbayón, el equipo azul accedió a negociar su salida. Para ello, resultaba imprescindible que se fichara a otro portero. Así pues, a última hora de la noche, Miguel Morro se erigía como la pieza que faltaba para resolver un puzle de gran complejidad.
Los azules contaban con el acuerdo del Rayo Vallecano y se ultimaban los últimos flecos para cerrar la operación en tiempo y forma. Sin embargo, Martín Presa decidió dejar de contestar el teléfono. Podría haber comunicado al club que había cambiado de criterio, pero directamente no dio señales de vida en las horas finales. Así pues, Tomeu Nadal pierde la posibilidad de mejorar su salario y, posiblemente, de volver a tener minutos. Mientras, Morro, una joven promesa bajo palos, continuará sin minutos.
Sin embargo, por sorprendente que sea esta actitud, no es el primer desplante que Martín Presa tiene con otros equipos y el Real Oviedo no iba a ser una excepción. Ya son tres veces, en dos temporadas, las que el máxima mandatario del conjunto madrileño faltó a la palabra con el conjunto azul. La más reciente, este pasado verano. Ambos clubes tenían apalabrada la cesión de Montiel por segundo año consecutivo. Sin embargo, en solo 48 horas, todo se truncó y finalmente acabó en el Levante.
Contratar a Rubén Reyes también se convirtió en un calvario. En un primer momento, se habrían acordado los términos de la salida. Una vez más, se produjo un brusco cambio de criterio y se remitió a la cláusula, algo muy poco común en la incorporación de un director deportivo.