Pelayo Morilla coge impulso
El canterano, que todavía se encuentra en una fase de puesta a punto, ha vuelto a entrenarse con el primer equipo tras más de año y medio sin hacerlo
A Pelayo Morilla ya es hora de que el fútbol vuelva a darle alegrías. El canterano, uno de los futbolistas con más talento que Mareo ha producido en los últimos años, se ha enfrentado a varias lesiones del ligamento cruzado anterior de ambas rodillas. La primera de ellas, en la derecha, frenó su prometedor estreno en el fútbol profesional. Y las tres últimas, en la izquierda, su reactivación en Gijón y Algeciras. En la actualidad, el centrocampista zurdo está a punto de completar su recuperación.
Sin duda, al margen del resto de jugadores del filial, la presencia de Pelayo Morilla ha sido el aspecto más destacado de la sesión de trabajo del primer equipo este lunes. El joven futbolista, aún de solo 21 años, está finalizando su proceso de adaptación a la actividad diaria. Tiene ficha del filial, se entrena habitualmente a las órdenes de Dani Mori, pero aún no ha podido volver a los terrenos de juego para disputar un partido. Su último encuentro lo disputó el 23 de octubre de 2021. De eso hace ya más de un año y cuatro meses.
Su calvario comenzó a finales de 2019, una temporada después de su sobresaliente aparición en el primer equipo. Antes, Morilla había sido el abanderado del equipo juvenil, dirigido por Isma Piñera, que disputó la Copa de Campeones y la Copa del Rey en la campaña 2017-18. Ese mismo curso debutó con el filial de José Alberto, con el que llegó a disputar la promoción de ascenso a Segunda frente al Elche.
Su progresión llamó la atención de Rubén Baraja, quien le hizo debutar en la primera jornada de la temporada 2018-19. Lo hizo frente al Alcorcón en Liga y un mes después fue titular frente al Numancia en la Copa del Rey. Titularidad que agradeció con una actuación notable y un gol clave para la clasificación.
Poco después se produjo un cambio en el banquillo. José Alberto sustituyó a Baraja y Morilla se reencontró con Isma Piñera en el filial. Eso sí, sí que fue titular con el primer equipo en la jornada 42. Un buen feliz al que se unió su debut con España sub 20.
Sin embargo, la siguiente temporada fue la de su primer lesión grave como futbolista. No estaba entrando en los planes de José Alberto y, días después de jugar con el filial ante el Castilla, se rompió el ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha. Tenía 18 años y, mientras apuraba su recuperación, firmó un nuevo contrato hasta el 30 de junio de 2024. Fue una de las primeras decisiones que tomó el exdirector deportivo Javi Rico.
Su recuperación no fue sencilla, por lo que reapareció prácticamente un año después en un encuentro del filial de Samu Baños. Un regreso que apenas tuvo continuidad como consecuencia de otra rotura del cruzado anterior, esta vez en su rodilla izquierda. Desde enero, se perdió toda la temporada 2020-21, en la que el filial bajó de categoría.
Tras el descenso del Sporting B, completada una nueva recuperación, las dos partes vieron positivo un cambio de aires para volver a despegar. El talentoso jugador se fue cedido al Algeciras de Iván Ania de Primera Federación. Allí, en la campaña 2021-22, jugó cinco partidos, sufrió una recaída, no funcionó el tratamiento conservador y, por tercera vez, pasó por el quirófano. Una operación que tuvo lugar en marzo de 2022.
Ahora, casi un año después, el zurdo de 21 años trabaja para concluir este curso sobre el verde en competición oficial. Este lunes se ha entrenado a las órdenes de Miguel Ángel Ramírez y en su trayectoria no solo se ha enfrentado a sus rodillas. Cuando era niño, mientras esquiaba junto a su familia, sufrió un grave accidente que le provocó varias fracturas. Los médicos llegaron a temer que pudiera seguir jugando al fútbol con normalidad. Y vaya que sí lo hizo. Años más tarde cumplió su sueño de jugar en el primer equipo del Sporting de Gijón.