El balón parado, un área de mejora para el Real Oviedo
Las acciones de estrategia están marcando diferencias y señalan un área de mejora clave para el equipo de Carrión
La Liga
El balón parado -especialmente el ofensivo- se ha convertido en uno de los factores que también explican el rumbo del Real Oviedo en esta primera parte de la temporada. En una liga donde estas acciones deciden partidos y marcan diferencias, el conjunto azul está experimentando un desequilibrio evidente entre lo que concede y lo que consigue generar. El resultado es un impacto directo en el marcador que se ha repetido en varios encuentros.
El equipo ha sufrido daños importantes en jugadas a pelota parada en distintas jornadas. En el debut liguero, ante el Villarreal, un saque de esquina terminó en gol de Etta Eyong. En la visita al Coliseum, ante el Getafe, dos remates de cabeza -Mario y Borja Mayoral- ampliaron una desventaja difícil de revertir. Y frente al FC Barcelona, de nuevo en córner, Ronald Araujo hizo el 1-3 para el conjunto azulgrana. Son acciones aisladas, sí, pero todas ellas con un patrón común: han sido golpes que han cambiado el guion del partido en momentos determinantes.
En ataque, el rendimiento ha tenido sus luces, aunque aún insuficientes para equilibrar la balanza. El Real Oviedo ha logrado goles importantes desde el saque de esquina, como el de Luka Ilic en Mestalla o el de Rondón en Montilivi, dos acciones que demostraron que el equipo puede hacer daño cuando encuentra precisión en la ejecución. Pero la producción ofensiva en esta faceta sigue siendo baja en relación con lo que está encajando.
El contraste se aprecia también en los datos globales de la temporada: el Oviedo suma siete goles a favor por 22 en contra, una diferencia que evidencia la necesidad de ajustar detalles en ambas áreas. Defensivamente, mejorar la agresividad en los duelos, la atención en las marcas y la vigilancia de segundas jugadas es imprescindible. En el plano ofensivo, falta continuidad en los centros, más variedad en las rutinas y un mayor aprovechamiento de jugadores con buen golpeo, como Cazorla o Colombatto, y juego aéreo.
Más que un problema estructural, se trata de una faceta que requiere precisión y concentración, dos elementos que el equipo ha mostrado en distintos momentos de la temporada, pero que necesita sostener de forma más consistente. El balón parado ofrece puntos que no siempre dependen del dominio o del volumen ofensivo, y por eso se convierte en un arma que puede equilibrar partidos cuando el ritmo de juego no alcanza.
Con la temporada avanzando y la necesidad de sumar con regularidad, esta es una de las áreas donde el Real Oviedo tiene margen real de crecimiento. Ajustar esta faceta puede marcar diferencias en encuentros igualados y convertirse en un recurso incuestionable en un tramo en el que cada detalle cuenta.