El oviedismo no entiende de cordura

La afición del Real Oviedo, que desbordó las previsiones de afluencia a Miranda de Ebro, recibió a su equipo de madrugada en el parking del Carlos Tartiere

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Afición Oviedo
Los cerca de 400 aficionados del Oviedo que dieron color azul a la grada de Anduva
Lun, 16/06/2025 - 11:09

Locura oviedista en Miranda de Ebro. Cerca de un millar de espectadores se dieron cita en la localidad jabata para animar al Real Oviedo en la ida de la final del play off de ascenso a Primera división. Entra dentro de la lógica ver a los 391 aficionados que viajaron con entrada, no tanto a los varios cientos que lo hicieron sin ella solo para arropar a los de Veljko Paunovic antes de una cita histórica.

Desde primera hora la hinchada oviedista tomó Miranda de Ebro. Por un lado, con los ocho autocares gestionados por la APARO que ya empezaron a dar color al centro de la ciudad en torno a las 12 del mediodía. Fueron los más madrugadores. A esa oleada oviedista le siguieron más aficionados que de forma particular iban desembarcando en torno al parque Antonio Machado, donde los locales hosteleros, bien provistos para la ocasión, esperaban a las tropas azules. Cánticos, cerveza y mucho color azul fueron la tónica durante las horas previas al encuentro para gestionar los nervios de la mejor manera posible.

En mitad del grueso de la afición se podían distinguir caras conocidas por el oviedismo, como la del exportero Esteban, el exjugador azul Álex Arias o el periodista Sid Lowe, reclamos los tres de corrillos y fotos durante la previa. También se dejó ver el exguardameta Dani Barrio, ahora chófer, que trasladó a parte de la afición oviedista a Miranda de Ebro.

Puntuales a su cita, el casi millar de oviedistas se reunieron en torno a la glorieta de la República Argentina, lugar de paso del autobús del conjunto azul hacia Anduva, para recibir con honores a los de Paunovic. En ese momento las pancartas y las banderas se elevaron, los decibelios aumentaros y la locura se multiplicó, más si cabe cuando la expedición carbayona enfocó el camino al estadio. El Oviedo jugaba en casa.

Una vez se acercaba la hora del partido, los cerca de 400 afortunados con entrada alentaron a los azules desde uno de los fondos de Anduva. El resto se dieron cita en varios bares de Miranda de Ebro para no perderse detalle del partido. Para desazón oviedista, el resultado no fue el esperado, sin embargo, la despedida al equipo sirvió como grito de guerra de cara al partido de vuelta en Oviedo. Al igual que lo fue el recibimiento improvisado de madrugada en la boca del parking al Carlos Tartiere, donde decenas de aficionados azules se dieron cita para recordarles que su afición les apoyará el próximo sábado. Nadie en Oviedo ha bajado los brazos. El oviedismo, en pleno trastorno de razón, confía. Vaya sí confía.