En el pecado lleva la penitencia
El reestreno de Luis Carrión en el banquillo del Real Oviedo estuvo acompañado de silbidos, una pancarta de bienvenida y una despedida que retumbó
REAL OVIEDO

Luis Carrión se enfrentó el pasado viernes a uno de los días más difíciles, sino el que más, como entrenador. Como si de un gladiador en el coliseo se tratase, el ahora técnico del Real Oviedo atendía a la grada para saber qué dirección tomaba el pulgar del César. O bien hacia arriba, o bien hacia abajo. En esta ocasión, la sentencia no estaba en manos del palco, sino del graderío.
La respuesta no fue afectuosa, más bien incómoda y difícil de digerir para Carrión. Silbidos en su presentación, más silbidos cada vez que era enfocado por el videomarcador o le caía el balón en su área técnica y una despedida tras el partido ya elevada de tono. Música de viento constante que, junto a la derrota ante el Espanyol, dibujó una noche complicada para un entrenador que meses atrás saboreaba el respeto y el cariño de la hinchada.
Nadie cuestiona la reacción del Carlos Tartiere, en buena parte enfadado por las formas de su salida hace ya más de un año. Al final, es loable que cada uno exprese -siempre que sea desde el respeto- su opinión sobre lo ocurrido el verano de 2024, tal y como reflejó el propio entrenador una vez finalizado el partido. Ahora bien, ¿esto beneficia al Real Oviedo? Es una de las preguntas que se han hecho muchos oviedistas este fin de semana. En mitad de la grada del estadio, también hubo quienes se incomodaron por la reacción de aquellos aficionados que iban con la intención de repartir facturas. Unos pitaban, otros contestaban a los que pitaban y, entre medias, el Espanyol campando a sus anchas.
El único momento de redención palpable se vivió en mitad del encuentro. Un joven aficionado portó una pancarta en la que le daba la bienvenida a Carrión. Cuando lo enfocó el videomarcador, buena parte del Tartiere volvió a responder con pitos. Los hubo que aplaudieron, pero las palmas, por muchas que sean, siempre se van a escuchar menos que a los que se llevan los dedos a la boca.
Aunque la bienvenida no fue la mejor y el reestreno mejor lo metemos en el cajón de los olvidos, Carrión confía en lograr el indulto del Carlos Tartiere. No va a ser una temporada fácil y todo el oviedismo es consciente de lo que ha costado ascender a Primera división, por lo que en algún momento las aguas deberán calmarse para luego remar en armonía. En el pecado lleva la penitencia, y una vez cumplida, el sacramento del perdón. Veremos qué decide el oviedismo.