Gallego, otra vez los cambios
Al Sporting y a David Gallego se le volvieron a atragantar los cambios, cuando lo tenían todo a su favor para sumar los tres puntos
No es una de las mayores virtudes del Sporting de Gijón de David Gallego. Ni mucho menos. Sus cambios suelen ser escasos, tardíos y previsibles. Pieza por pieza, perfiles idénticos. No hay lugar para un giro de 180 grados.
Poco o nada se puede reprochar de los planteamientos del cuerpo técnico para los partidos. Sucede todo lo contrario con sus lecturas a lo largo de los encuentros. Es en ese momento cuando el banquillo rival se impone al rojiblanco. A veces por acierto ajeno, casi siempre por demérito propio. En ese sentido, tampoco parece que Toni Clavero, el segundo entrenador, sirva de ayuda. Él y Gallego, en permanente contacto, al final siempre deciden lo mismo. La capacidad de sorpresa del Sporting es nula.
El último capítulo de la escasa productividad de los cambios se vio claramente ante el Huesca. Los dos primeros llegaron pasados el minuto 75, cuando el conjunto gijonés ya jugaba con uno más. Y, cómo no, pieza por pieza. Gaspar y Pablo García por Aitor y Kravets.
El desenlace fue fatal por la forma en la que se produjo el empate. Un error de pulsaciones bajas de Pablo García, quien ahora que precisamente tiene más minutos está ofreciendo un rendimiento muy insuficiente. Su fallo, más bien, no es el centro que deja corto, sino la escasa tensión que ofreció a la hora de interrumpir el contragolpe o bloquear el centro lateral.
Producida la igualada, igual de alarmante fue la reacción de David Gallego. El Sporting solo introdujo un cambio más y en el minuto 91, con la entrada de Berto por Nacho Méndez. Sorprendente y esperado a la vez. El Sporting lleva toda la temporada perdiendo argumentos según avanzan los partidos.