Lucas Ahijado se reivindica y apunta a ser importante en el nuevo Oviedo

Veljko Paunovic no dudó. Cuando aterrizó en Oviedo a falta de diez jornadas para el final del campeonato, apostó por Lucas Ahijado como lateral izquierdo, desplazando a Carlos Pomares y Rahim en un movimiento inesperado que hablaba de jerarquía, pero sobre todo de confianza.

Lucas respondió con entrega, como suele. Pero una lesión muscular en el encuentro ante el Racing de Ferrol interrumpió su momento. Hubo que esperar hasta la recta final del curso para volver a verlo en acción, ya con el playoff de ascenso en el horizonte. Y ahí, en su posición natural en el carril diestro, volvió a ser importante. En la gran final ante el Mirandés, su rendimiento en la prórroga fue notable, dejando claro que su sitio estaba ahí: en el verde y en los planes de futuro.

Durante el verano se especuló con una posible salida, pero Paunovic pidió expresamente su renovación, convencido de que Lucas encarna valores y compromiso. El mensaje fue claro, y el canterano lo ha recogido a su manera: cumpliendo y demostrando por qué merece estar en la plantilla.

Ante el Getafe ya dejó buenas sensaciones, pero su actuación frente al Villarreal en el triangular, cuando sustituyó a Nacho Vidal, fue aun más convincente. No solo cumplió en defensa, también se soltó en ataque. Se proyectó por banda, ganó línea de fondo en más de una ocasión y se atrevió a poner centros al área. Detalles que entusiasman, sobre todo cuando vienen de un futbolista de casa.

Todo apunta a que el valenciano será el lateral derecho titular durante la temporada, pero Lucas no se resigna. Está preparado, está enchufado y su compromiso es innegociable. Es, a día de hoy, el principal exponente del Requexón en el primer equipo, y cada minuto que disputa lo convierte en algo más que un simple recambio: lo convierte en una garantía.