Nacho Méndez y una nueva oportunidad

Pocas notas positivas pueden obtenerse del debut liguero del Sporting de Gijón en Valladolid. La noche en el José Zorrilla fue más bien frustrante para un equipo que, durante la mayor parte del tiempo, no estuvo a la altura de la ocasión. Aunque hubo excepciones. La de Nacho Méndez fue una de ellas. Tras su larga lesión, el centrocampista mostró una gran versión y dejó clara su intención de ser una pieza importante del equipo en este nuevo curso.

Diez meses habían pasado desde su último partido oficial con el Sporting. Nacho Méndez volvió a enfundarse la camiseta rojiblanca en Valladolid, dejando atrás la rotura del ligamento cruzado anterior que durante tanto tiempo le dejó fuera de los terrenos de juego. Fue precisamente otra lesión, la de Fran Villalba, la que puso la titularidad del luanquín en bandeja. Una oportunidad que no dudó en aprovechar.

En una noche más bien oscura para el Real Sporting, Nacho fue de los pocos que estuvo bien. Por detrás de Djuka, el centrocampista rememoró viejos tiempos, cuando se hablaba de él como la auténtica perla de la Escuela de Fútbol de Mareo. Unas expectativas que nunca ha llegado a cumplir, faltando siempre la continuidad necesaria. Jugando ágil, con los toques de balón justos y encontrando la ventaja para el compañero, Nacho cargó con buena parte de la responsabilidad ofensiva del equipo frente a todo un Real Valladolid, especialmente durante la primera mitad.

Es cierto que, con el paso de los minutos, el luanquín fue a menos. También lo hizo todo el equipo. Un paso atrás entendible después del largo proceso de recuperación en el que ha estado inmerso. Y es que, el hecho de que el ‘10’ completara los 90 minutos en Zorrilla habla muy bien de su estado de forma y su ambición por ayudar al equipo. De lo poco ilusionante en un mal debut liguero del Sporting.