O Couto deja al descubierto las carencias del Oviedo

La eliminación copera destapó la falta de actitud y compromiso de varios jugadores y dio más fuerza al mensaje de Dani Calvo

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Javi López
Mié, 29/10/2025 - 17:15

El 4-2 ante el Ourense CF en la primera ronda de la Copa del Rey no fue una derrota cualquiera para el Real Oviedo. El resultado, más allá del marcador, dejó una imagen preocupante y una sensación de desconexión que traspasó lo futbolístico. Jugadores llamados a aprovechar su oportunidad no dieron la talla, y el mensaje posterior de Dani Calvo resonó con fuerza dentro y fuera del vestuario.

"Esto no se explica ni a juego, ni a táctica, ni a técnica, sino a actitud, a ganas, a ambición, a hambre", reconoció el capitán tras el encuentro. "Lo que hemos hecho es una vergüenza", añadió, en un tono que dejó entrever cansancio y decepción. El central fue claro: "Que te superen en técnica puede pasar, pero que te ganen en esfuerzo o en ganas es inaceptable".

En O Couto hubo algunos nombres propios. Lucas, Rahim o Javi López en los laterales, sufrieron de principio a fin, superados en los duelos y sin la contundencia necesaria. En el medio, Sibo no logró sostener el juego ni dar equilibrio, mientras Ilic, como mediapunta, volvió a dejar una actuación gris y sin peso en el ataque. En las bandas, ni Hassan ni Brekalo consiguieron aportar profundidad ni desborde: el primero, intermitente y previsible; el segundo, desacertado y desconectado del ritmo del partido. Todos ellos simbolizaron la falta de implicación y tensión competitiva que denunció su propio capitán.

Calvo fue más allá de lo ocurrido en el campo: "La situación es insostenible. Hay que decirse las cosas a la cara, jugadores y cuerpo técnico. No importa si alguien está cedido o acaba contrato. Todo el mundo está en el Oviedo, y hay que ser consecuente con eso. La afición no se merece esto". Sus palabras resumen el sentir de un vestuario al límite, en el que el problema ya no es solo futbolístico, sino también de compromiso y orgullo.

La derrota en Ourense fue un golpe que deja herida la imagen del equipo y obliga a una reacción inmediata. Para Carrión, el desafío no pasa solo por ajustar piezas o recuperar gente, sino por reconstruir la identidad y el carácter de un grupo que parece sin alma. Como advirtió su capitán, "esto depende de nosotros".