"Pelayo Novo era muy noble, dentro y fuera del campo"

Días muy duros para todo el oviedismo, después de conocer este pasado martes la trágica muerte del exfutbolista Pelayo Novo. El ovetense, de 32 años, no solo será recordado por lo que hizo dentro del campo, también por su calidad humana. Sus dos excompañeros Nano González y Diego Cervero han querido inmortalizarlo en Directo MARCA Asturias.

Pelayo Novo y Nano González coincidieron en el vestuario del Real Oviedo durante las temporadas 2010/2011 y 2011/2012. Tiempo suficiente para que el malagueño descubriera toda las bondades del ovetense. "Era un muchacho muy noble, dentro y fuera del campo. Siempre estaba para todo, muy alegre y muy implicado. Se veía a un chaval que podía ser algo en el club. Aunque marchó del Oviedo, yo sabía que volvería. A su manera era un líder", reconoció Nano, que aún sigue "impactado y asimilando" el fatal desenlace de su amigo.

Después de que Pelayo se repusiera del desgraciado suceso ocurrido en Huesca que le apartó definitivamente del fútbol a los 27 años, Nano confiaba en que el ovetense "había encontrado la ilusión". Tras su pérdida, el andaluz reconoce que lo recordará como "el buen tío que era", describió. "Sin hacer nada se hacía querer. Era muy calladito, pero tenía desparpajo".

No menos afectado por la noticia se mostró Diego Cervero. El exdelantero reconoció que están siendo "días muy tristes y para reflexionar". "Pelayo era un chaval excepcional, que había llegado muy pronto al Real Oviedo. Vivió una etapa muy bonita. Tocó la gloria de Primera y disfrutó de lo que más quería. Deja un vacío profundo", explicó.

Para Cervero, todo son buenas palabras si se trata de recordar a su excompañero. "Su espíritu era digno de alabar. Tenía ADN oviedista, con ese orgullo y esa raza que lo caracterizaba". El que fuera '9' del Real Oviedo, ahora médico en Sanlúcar de Barrameda, reconoció que Pelayo "siempre estaba a alegre, no se ponía barreras a él mismo".

El ovetense, emocionado, también puso en valor su calidad humana. "Tenía una capacidad de superación increíble. Era un tío diferente, un niño al que mimábamos todos. Cuando alguien tan joven irrumpe con ese espíritu lo normal es que te quiera todo el mundo. Una persona alegre y normal, así le recordaremos siempre", añadió. "Me hubiera gustado darle último abrazo", concluyó entre lágrimas.