Un trampolín llamado Pepico Amat

Ha servido para pasar el mal trago del derbi, pero la victoria ante el Cartagena no sacia la sed del oviedismo. Los tres puntos que el Real Oviedo sumó en esta última jornada han significado quitarse de encima una losa pesada, tarea poco sencilla después de dos semanas que encendieron los primeros chivatos en el salpicadero, todavía parpadeando. Sin embargo, este triunfo hace que las aguas ya bajen más tranquilas.

Así todo, los carbayones saben que el camino no da tregua y que cada semana se enfrentará a una dura batalla. La de este sábado (18:30 horas) será en Elda, concretamente en el Pepico Amat, territorio ya descubierto la temporada pasada, hace ahora prácticamente un año. Ese partido, disputado el 1 octubre, significó la primera vez que alicantinos y ovetenses se veían las caras.

El estreno no pudo ser mejor para el Real Oviedo. Los azules, de la mano de Luis Carrión, vencieron 1-3 con goles de Bretones, Paulino y Bastón. En aquel partido, el segundo dirigido por el técnico catalán, ya se pudieron ver pistas del estilo de juego que buscaba tras relevar a Cervera: un Oviedo valiente y vertical. Señas de identidad que acompañaron al equipo carbayón hasta el último suspiro de una temporada que casi termina en una gran fiesta.

Más allá del juego, aquel encuentro fue el trampolín azul. Después de siete jornadas sin conseguirlo - seis a las órdenes de Álvaro Cervera -, el Oviedo sumó en el Pepico Amat la primera victoria de muchas que iban a llegar después. A partir de Elda, los azules lograron unos números sobresalientes y que terminaron conquistando la sexta plaza para luego pelear por el ascenso en el play off.

Eso es lo que quiere ahora Javi Calleja. Aunque el técnico madrileño ya ha logrado dos victorias, espera que este partido ante el Eldense signifique un impulso en la clasificación. Y de paso, ratificar la mejoría en el juego que ya se vio hace unos días en el partido ante el Cartagena.