La Crónica: Atasco veraniego en El Molinón

Le faltó al Sporting de Gijón lo que le sobró la semana pasada. Ante el Burgos, el equipo de Abelardo Fernández pecó de falta de calma en los metros finales para poder sacar un beneficio mayor de su segunda visita a El Molinón. Fue el dominador del partido pero incapaz de romper el muro planteado por Julián Calero. Incluso el Burgos pudo llevarse el partido en los minutos finales. Al final, los dos invictos se fueron invictos para casa. 

El Molinón volvió a responder con una buena entrada que arropó al Sporting en los primeros minutos de partido. También lo hizo la afición del Burgos, que tiñó la esquina visitante de color blanco. La primera fue rojiblanca. Una falta lateral contó con la picardía de Queipo y Cote. El ovetense amagó, también el gijonés. A la tercera, el ’30’ la puso en la cabeza de Izquierdoz que la mandó arriba. 

Respondió al susto el Burgos buscando la espalda de Cote. Borja González se coló por detrás de la defensa y se plantó en el mano a mano frente a Mariño, aunque escorado. Su disparo lo atajó bien el capitán rojiblanco. En el otro área, se desató la tormenta. Cristo se fue al suelo tras un agarrón de Córdoba. El árbitro no dudo en pitarlo. Tampoco dudo el VAR en llevarle la contraria. Con Djuka preparado para el lanzamiento, la pantalla le quitó las ganas. 

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La decisión enfrió a El Molinón en los mejores momentos del Sporting. Trató de volver a tomar el pulso del partido el equipo de Abelardo con balones a la espalda de la defensa, localizando el juego por la banda derecha. Desde ahí llegó un balón largo al segundo palo que se le fue por muy poco a Queipo. Al otro extremo, a Otero, también le faltó muy poco para marcar un gran gol desde fuera del área. Se lo negó Caro con una buena parada. 

Estaba en modo ‘mandón’ el Sporting, aunque sin claridad de ideas en los últimos metros. El Burgos estaba muy atrincherado atrás y no permitía a los de Abelardo acercarse con más peligro. Buscó el acierto Djuka en una falta centrada que se coló entre la barrera, pero se fue cerca del palo. Sin acierto el montenegrino, al igual que todo el Sporting. Sin goles, paso por vestuarios. 

Empezó encendido Dani Queipo la segunda parte. El canterano se pegó más a la banda y creó mucho más peligro. Desde la zurda, entró con más regularidad en el partido y buscó a los hombres de arriba. En la primera, Djuka no pudo rematar un gran envío del ovetense. Estaba volcado el Sporting ante un Burgos parapetado por completo ante su área. Era complicado entrar y las decisiones de Ais Reig encendía al público. Un ambiente más enrarecido. 

Le dio la vuelta Abelardo al equipo con la entrada de Pedro, de Aitor y de Campuzano. Refrescó la parte de arriba pero, ni con esas, se rompía el muro burgalés. Comenzaron las pérdidas de tiempo de Caro y del resto de la plantilla de Julián Calero. Con el punto como buen botín, el Burgos se enfocó en exceso en la labor defensiva, convirtiendo a Mariño en un mero espectador de la segunda parte. 

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En la recta final, seguía buscando el Sporting romper la igualada y Pedro Díaz lo tuvo muy cerca. El ‘8’ sacó una de sus grandes armas. Un disparo lejano obligó a Caro a repeler como buenamente pudo. El balón quedó franco para que Campuzano, con todo de cara, la mandara a la grada. Ocasión que tiró a Abelardo al suelo de rodillas. El técnico no podía creer lo fallado. Tampoco Calero creyó la ocasión fallada por su equipo tras un saque de esquina. 

Con la última acción que cerró una mala tarde general de fútbol en Gijón en la que el Sporting fue mejor que su rival pero se llevó el mismo premio. La puntería se quedó de vacaciones.