La Crónica: El Oviedo se impulsa en El Alcoraz 

Una victoria sin sufrimiento no sería propia del Real Oviedo, pero estas, todo hay que reconocerlo, saben mejor. La expulsión del meta a las primeras de cambio fue el punto de inflexión de un partido en el que los azules consiguieron golpear dos veces gracias a los tantos de Cazorla y Hassan. A falta de 20 minutos, todos los oviedistas se las prometían felices, pero el tanto de Soko en una de las escasas llegadas del Huesca elevó las pulsaciones de muchos. Resistió el Oviedo, sin sufrir en exceso en su propia área, y esta noche dormirá a un punto del ascenso directo. 

Paunovic dio continuidad al último once y la única novedad fue la presencia de Santi Cazorla en lugar del sancionado Seoane. El encuentro comenzó igualado, con un acercamiento para cada bando, y con un Hassan muy vertiginoso que, en varias ocasiones, llegó hasta línea de fondo generando peligro a la zaga rival. Es el fútbol un juego de errores y el que tuvo el meta local, Juan Pérez, fue imperdonable. Colombatto jugó en largo con Viñas, que no iba a llegar el balón, y el portero del Huesca salió fuera del área a por el balón, deteniéndolo con las manos. Arcediano no dudó, roja directa y 70 minutos en inferioridad para los locales. En su lugar entró Adrián Pereda, que solo había disputado 20 minutos en liga este curso. 

Esa acción fue el punto de inflexión en el encuentro. El Huesca, que sacrificó a Sergi Enrich, se vio obligado a dar un un paso atrás y el encuentro se convirtió en un monólogo del Oviedo con la pelota. Poco a poco y con mucha paciencia, el Oviedo fue encerrando a los locales. A la media hora, Fede Viñas consiguió adelantar a los carbayones, aunque Arcediano Monescillo lo anuló por una rigurosa falta de Dani Calvo sobre Pulido. Pese a que los de Paunovic se estaban comiendo a su rival, los azulgranas también tuvieron la suya. Gerard Valentín llegó hasta la línea de fondo y su centro lo remató Soko fuera por muy poco. 

Seguía insistiendo el Oviedo, pero superar el bloque bajo del Huesca no iba a ser tarea sencilla. Solo en acciones precisas y rápidas lo pudieron conseguir y, de nuevo, otro gol que no subió al marcador. En una gran jugada colectiva entre Cazorla, Colombatto y Viñas, este último definió con clase, pero el tanto fue anulado por fuera de juego del centrocampista argentino. Lo cocinaba el Oviedo a fuego lento y su receta era paciencia y más paciencia, pero a la tercera llegó la vencida. Ya en el descuento, Hassan conectó con Dani Calvo al segundo palo y este cabeceó hacia Cazorla, al que con meter la puntera le sirvió para poner por delante a los azules. Estaba bien encaminado el encuentro de cara a la segunda parte, pero faltaba sentenciarlo. 

Paunovic no quiso asumir riesgos y comenzó la segunda parte con un doble cambio. Rahim, con amarilla, dejó su sitio a Pomares y el otro fue el de Alemão por un Fede Viñas al que pequeños detalles le birlaron un doblete. El dominio seguía siendo para el Oviedo, que controlaba el partido con comodidad, a sabiendas de que en cualquier acción a balón parado el Huesca podía hacer daño. A la hora de juego, dos nuevos cambios para refrescar: Cardero y Moyano en lugar del goleador Cazorla y Portillo. 

Y el resultado fue inmejorable. El Oviedo fue inteligente y jugó con las circunstancias atrayendo jugadores rivales. De ahí llegó el segundo tanto, con un Huesca más desprotegido. Pomares avanzó por carril y combinó con Moyano, que llegó a línea de fondo. El centro del cordobés lo tocó sutilmente Alemão para que Hassan la empujase a placer y lo celebrase con los más de 300 aficionados carbayones que poblaban ese fondo visitante. Parecía que el partido ya estaba sentenciado, pero en el fútbol todo se iguala en el balón parado. La zaga carbayona pecó de falta de contundencia, Javi Hernández la reventó desde dentro del área y, con fortuna, Soko envió a la red el mal despeje de Nacho Vidal, que no fue capaz de quitarse el balón de encima. A falta de 20 minutos, aún iba a haber emociones hasta el final. 

Agotó los cambios el Oviedo con el regreso de Chaira y, empujados por el gol, el Huesca sacó fuerzas de debajo de las piedras. La gasolina daba para lo que daba y, tras tantos minutos en inferioridad, quedaba poca en el depósito. Aún así, en cualquier acción a balón parado, los azules les daban alas. Antes, Dani Calvo pudo poner la sentencia, pero un paradón de Adrián Pereda lo evitó. Últimos minutos con la tensión a flor de piel y, de nuevo, tras un saque de esquina, Javi Hernández hizo temblar los cimientos de la portería azul con un zapatazo que se fue rozando el poste. No fue capaz de llegar más el Huesca, que compitió heroicamente hasta el final. Tres puntos de oro para un Oviedo que dormirá a un punto de esa ansiada segunda plaza. Y, en una semana, un partido de altos vuelos en Santander.