La Crónica: El Sporting se empeña en mirar alto

Visitar El Molinón es ir al dentista de la Segunda división. El último paciente en desfilar por la camilla de paciente fue uno de los que suelen dar guerra. Pero nada contra lo que no pueda luchar la anestesia del Sporting de Gijón. El equipo rojiblanco volvió a sacar su lado más fiero como local y tumbó a un Espanyol con aspecto temible pero rendimiento menor ante la superioridad rojiblanca. Los tantos de Juan Otero y de Víctor Campuzano, tercero seguido para el catalán, y un penalti detenido por Yáñez sitúan al Sporting tercero y animan a la afición a mirar alto. Y como dice Ramírez: ¿Por qué no?

Con aroma a una categoría superior y enfrascado en ambiente bélico por el nuevo recibimiento de la Mareona a sus tropas, el Sporting saltó al Molinón con el pecho hinchado. Pronto estuvo de frenar la emoción de golpe el Espanyol. Hiló muy rápido y muy fino el cuadro perico y Jofre se presentó en el mano a mano en el área rojiblanca. Como ocurrió en Albacete, Rubén Yáñez se negó. Se erigió como héroe el catalán evitando el gol en el primer ataque feroz del Espanyol. Un inicio dubitativo del Sporting ante un rival fulgurante. 

Empezó a contener el aluvión catalán el Sporting. Incluso se comenzó a asomar por la meta de Pacheco de manera muy sutil, siendo el primer en avisar Róber Pier desde larga distancia. Pasado el primer cuarto de hora, los de Ramírez buscaban el balón y bajarle marchas al partido. Misión cumplida. Con el control, avanzaron metros las filas asturianas. Gaspar empezó a aparecer entre líneas y Hassan se encargaba de concentrar el fuego hacia el área. Pese a las buenas intenciones rojiblancas, Puado fue el siguiente en avisar. Y lo hizo sin avisar. Desde el centro del campo, sin levantar la cabeza, la puso en la portería del Sporting. Yáñez, a la esquina. 

Cuando el Espanyol seguía cobrando fuerza, aparecieron los carteristas. Una semana más. Lo que hizo Djuka la semana pasada, lo hizo Campuzano con la zaga del Espanyol. Olieron la sangre el '11' y Juan Otero, el catalán robó y el colombiano puso la directa a la portería. Ante la salida de Pacheco, la picó con elegancia el de Sipí para levantar al unísono a las gradas de El Molinón. La euforia, desbordada. Buscó la respuesta el Espanyol antes del descanso pero sin atino. 

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La segunda parte llegó con agua y con un guion similar. Cordero Vega empezaba a enervar a la afición de El Molinón por su criterio a la hora de dar libertad en el juego. Algo que incluso le vino bien al Sporting para calentar el público rojiblanco cuando el Espanyol sobaba la pelota. Que era mucho. Y el tiempo por delante también lo era. El Sporting, en un bloque más bajo al puro estilo Belmonte, soportaba la presión con el balón del equipo de Luis García, que azuzaba la caldera con más jugones como Nico Melamed. 

Pero para caldera, El Molinón-Enrique Castro Quini. Y más cuando se le dan alegrías. Desde la esquina, Hassan puso el balón al corazón del área. La amortiguó, la ubicó y la dirigió al palo largo. Dijo que no lo iba a celebrar Víctor Campuzano. Y cumplió con su palabra. Ya lo hizo por él un Molinón que celebraba al tiempo que se frotaba los ojos. Y lo que vendría después no estaría lejos. Como dato, tercer gol consecutivo de Víctor Campuzano. El '11' sonríe. 

La entrada de Djuka al campo estuvo cerca de complicar el partido. El primer balón que tocó el montenegrino fue dentro del área propia y con la mano. Penalti sin discusión. Cuando el galáctico Braithwaite se disponía a recortar distancias, volvió a aparecer. Él. Rubén Yañez leyó las intenciones del danés y tapó la pena máxima. Se celebró más que un gol. Así de apretado estaba la cosa pese al marcador. Para corazones atrevidos. 

Hassan tuvo el tercero en una contra en la que se generó el espacio pero que no tuvo fortuna final. Pero no había reproches. El Molinón y el banquillo se dejaban las manos en aplaudir al extremo francés por el esfuerzo. Fue la recta final de un partido que el Sporting volvió a llevarse de forma práctica. Como en Albacete. Pero superando a un rival de dimensiones mayores. El Sporting se pone tercero y sueña. Ya lo decía Ramírez. "Y por qué no?".