La Crónica: Este Sporting no vence ni convence a nadie

Honor para los desplazados al Reale Arena un lunes a las nueve de la noche. Es lo único que se puede rescatar de una nueva jornada para el bochorno del sportinguismo. El Sporting de Gijón volvió a caer después de una actuación paupérrima ante una Real Sociedad 'B' que realizó un partido idéntico que en El Molinón. Sin ejercer un control excesivo, fue mejor que el equipo rojiblanco y se acabó llevando los puntos en la recta final. Un penalti tan absurdo como innecesario de Eric Ramírez condenó al Sporting que se daba con un canto en los dientes con el empate. Este es el nivel, esto es el Sporting. Inadmisible.  

Comenzó el Sporting aprovechándose de la valentía de la Real Sociedad. Con la línea vasca adelantada, los de Martí encontraron huecos para empezar a incomodar al equipo local. Un balón largo lo acomodó Djuka para anotar el primero. SIn validez, el banderín desde la banda lo corroboró. Pero el aviso ya estaba dado. De poco serviría. La Real 'B' volvió a dejar muestras de sus señas de identidad. Equipo con buen trato de balón y mordaz en el área rival. Lo comprobó Borja López.

Alex Sola le levantó las pegatinas dentro del área a Borja López. Su balón terminó en el segundo gol anulado de la noche. En esta ocasión, en propia de Bogdan. La repetición dejó dudas. De lo que no quedó atisbo de duda era que el Sporting seguía teniendo presente sus males. Equipo plano que sigue sin hacerse a la idea de Martí. El equipo de Xabi Alonso, sin avisos serios, se hizo con la manija del juego y hacía al Sporting correr detrás del balón. 

Pasaron los minutos sin que las áreas fueran protagonistas y mucho menos la del Sporting. Sin merodear la portería rival, los rojiblancos se conformaban con defender. Y ni eso fueron capaz de hacer con garantías. Al filo del descanso, Karrikaburu se escabulló con facilidad entre Bogdan y Rivera y, desde la frontal, batió a Mariño. Pudo hacer mucho más el gallego en su partido 200. El disparo no fue ajustado al palo, pero el capitán rojiblanco fue incapaz de atajarlo. Jarro de agua, que es lo que hizo el Sporting en la primera parte. Aguas. 

Si hubo charla en el vestuario, nadie escuchó a Martí. El guion del partido seguía la misma línea que antes del entretiempo, con la Real Sociedad 'B' llevando todo el control del balón, sin que el Sporting pudiera remediarlo. No existía el centro del campo en el equipo de Martí, al igual que en el partido ante el Zaragoza. Los vascos seguían llevando el peligro. Karrikaburu encontraba huecos entre líneas y solo la falta de claridad libraba al Sporting. Lo rondó Olasagasti, pero no se entendió con su delantero que le birló el balón cuando ya podía embocar. Se salvó el Sporting y castigó a la siguiente. 

Se asociaron los dos mejores rojiblancos en el Reale Arena. Kravets vislumbró la entrada del Puma en el interior del área. El panameño puso el balón al segundo palo para que Djuka, a puerta vacía, rompiera la sensación de agobio. A la primera y para dentro. Sin embargo, el gol no tuvo efecto revitalizador. La Real seguía merodeando el área de Mariño y avisó con un disparo lejano sin excesivos problemas para el gallego. Volvía a avisar Karrikaburu con un disparo cruzado que amansó de nuevo el portero del Sporting. 

Cambio el dibujo Martí con los cambios. Incluso sacó del partido a Djuka. El máximo goleador del Sporting dejó hueco a Eric Ramírez. El partido se agitó en la recta final y Kravets dispuso de un buen aviso. El lateral ucraniano empaló un balón desde fuera del área que se marchó al lateral de la red de Zubiaurre. Creció mucho el Sporting en la recta final y decreció el equipo de Xabi Alonso. Pero la mejoría no se trasladó al marcador. Cuando parecía que el empate era el mejor consuelo, Eric Ramírez se vio generoso. En el último instante, el venezolano metió la mano en un centro al área. Tan innecesaria como clara. Desde el punto de penalti, Karrikaburu apuntilló al Sporting en el último suspiro. Puntilla para un equipo que demuestra estar muy lejos de lo esperado. Y, además, se acerca a lo que no se esperaba nadie. Nubes negras sobre Gijón.