En Oviedo como en Lugo, pero con uno más
Abelardo hizo una lectura similar al partido del Anxo Carro con la sustitución de Djuka por Carrillo, con Otero como único delantero
El Sporting de Gijón volvió a perder el derbi asturiano. Su imagen fue distinta a la de otras ocasiones, pero pecó de conservador en la segunda parte. Un arranque notable y una segunda parte insuficiente. La pizarra de Abelardo mostró las dos caras.
Quizá no tuvo tantas ocasiones como dijo el entrenador o incluso los jugadores que realizaron declaraciones después de la derrota. En cualquier caso, y a pesar del desarrollo, el Sporting no fue inferior al Oviedo. El conjunto gijonés no mereció perder. Eso sí, se fue de vacío del Carlos Tartiere porque dio la impresión de perder la valentía con la que había iniciado la gran cita.
Los primeros 30 minutos fueron positivos. Hasta cuatro llegadas más o menos claras tuvo el Sporting, que con Otero y Guille Rosas por banda derecha encontraron la fórmula para llegar con cierta facilidad al área defendida por Braat. En la primera de ellas apenas un centímetros evitó que Jony contactase con el balón para el 0-1. El cangués tuvo otro buena opción con un cabezazo. También Djuka, aunque en posición dudosa, remató flojo otro centro desde la banda derecha y, por último, José Ángel realizó un buen golpeo de balón desde el borde del área que, para fortuna local, tomó una dirección centrada hacia la portería del portero francés. Ahí se terminó balance ofensivo de los rojiblancos. Restaban aún 60 minutos para el final.
Así, la segunda parte comenzó como había terminado la primera. Sin verticalidad en el bando gijonés. Con Jony perdiendo la frescura que sí tuvo en el arranque del encuentro, con Rivera diluyéndose sobre el terreno de juego y con Abelardo dando la sensación de dar por bueno el empate. Por eso, ya en el minuto 60, desde el banquillo se introdujo a Jordán Carrillo por Djuka, por lo que Otero pasó a ser el único delantero. El extremo, de lo más destacado de la primera parte por el costado diestro, despareció del terreno de juego. Por la banda izquierda a Jony ya le habían abandonado las fuerzas. Un apagón, el del extremo cangués, muy visible, pero que se mantuvo en el campo hasta el minuto 71. En ese momento entró Aitor García en su lugar. Otero seguía siendo el delantero. Como en Lugo, donde los sportinguistas se habían quedado con uno menos tras la expulsión de Insua.
No le salió bien al cuerpo técnico su lectura, a la que le dio una vuelta tras el tanto de Borja Bastón de penalti. Se fue Rivera del campo, Zarfino retrasó su posición, y a Otero le acompañó el tinerfeño en la delantera. Más natural. 15 minutos para el final en los que, a balón parado, el Sporting volvió a tener ocasiones de gol. Las dos del delantero canario y la primera de ellas muy clara.
No fue suficiente, el Oviedo salió ganador realizando un solo disparo entre los tres palos, el del penalti. El Sporting pudo ganar, o al menos no salir derrotado, pero también dio la impresión de no haber sido capaz de amortizar todos sus recursos. Proyectó una sensación conservadora que terminó pagando con el resultado de casi siempre en los derbis asturianos. Demasiado castigo y escasa su ambición.