Las notas del Sporting: Nadie se salva de la quema

El Sporting demostró una cara endeble a la que no tenía acostumbrada a su afición en este inicio de temporada

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Once Sporting
Los 22 jugadores antes del comienzo del partido en Granada
Vie, 14/10/2022 - 09:15

Se dice 'manita', pero lo de ayer fue un manotazo con todos los dedos sobre el rostro del Sporting de Gijón. El equipo de Abelardo cayó con rotundidad y con merecimiento ante el Granada de Karanka en un partido en el que no demostró nada para contrarrestar a un rival muy superior. En la segunda parte, con el partido sentenciado, el equipo nazarí levantó el pie del acelerador y eso libró al Sporting de que la renta fuera todavía mayor. En Killer Asturias, como cada jornada, valoramos la actuación individual de los jugadores rojiblancos

Mariño (3): Encaja cinco goles y aún así es de los que más nota se lleva. Su cara tras el tercer gol lo dice todo. Compromete a Christian Rivera en el cuarto gol, es lo único que se le puede achacar en relación a los goles. Vendido en el resto. 

Pol Valentín (2): Nada de lo que había demostrado en el inicio de temporada se dejó ver ayer. Superado en defensa, comete un error muy grave en la jugada del segundo gol, perdiendo de vista el balón. Tampoco supo atar a Callejón en corto. En ataque, nada. 

Insua (2): Le tocó actuar como líder de la defensa ante la ausencia de Cali y se notaron las diferencias. Sufrió mucho para parar la movilidad de los atacantes del Granada. En el tercer gol (Uzuni de tijera), puede llegar a taponar el disparo pero se queda cubriendo su marca. 

Bamba (2): Su estreno como titular será complicado de olvidar. El central empezó contundente y terminó arrasado. En el tercer gol, Uzuni es su marca. En el último, se desentiende del balón cuando todavía estaba por el área. Le faltaron galones y es normal. 

Diego Sánchez (2): Su noche más complicada desde que asomó la cabeza por el primer equipo. No era sencillo detener a Antonio Puertas y Quini por su banda. Fallo importante en el primer gol al no saltar a disputar el balón, permitiendo al jugador del Granada rematar con demasiada claridad. Abelardo lo cambió al descanso. 

Rivera (2): El Villarreal B fue el día, Granada fue la noche. Venía de ser el mejor y cerca estuvo de ser el peor rojiblanco en Los Cármenes. Por momentos, ya con el marcador muy desfavorable, parecía que el partido no iba con él y eso no se puede consentir. 

Pedro Díaz (2): Tampoco estuvo Pedro ayer por Granada. Uno de sus partidos más discretos desde que viste la camiseta del primer equipo. Inoperante en la presión y desapercibido con el balón. El caos generalizado no le ayudó nada. 

Zarfino (2): Arrastrado por el equipo, el uruguayo se intentaba mover por todos los lados aunque sin acierto. Es innegable que tiene algo con la portería rival, el balón siempre le busca a él. Sin fortuna. 

Otero (3): Lo intentó al menos. En la primera parte, con el marcador ya negativo, lanzó varias carreras que pillaron a contrapié a la defensa nazarí. La toma de decisiones final volvió a perjudicarle. 

Jony (2): Volvía a la titularidad después de muchos meses y le pasó factura. Daba la sensación de que el balón le quemaba en los pies, con centros muy rápidos sin que sus compañeros estuvieran al tanto para rematar. Generó una de las mejores jugadas del Sporting tras una descarga en Zarfino. 

Djuka (2): Fue una isla. Se terminó metiendo en guerras individuales de las que no saca nada de partido. 

Los cambios:

Queipo (2): Estaba el partido muy complicado para poder hacer nada cuando salió al terreno de juego. Lo intentó, pero no le salió nada. 

Cote (3): Aportó más orden dentro del caos generalizado. Es vital que recupere su lugar en el once para aportar jerarquía a la defensa. 

Campuzano (3): Con el Sporting vapuleado, tuvo dos ocasiones que no materializó. Importante sumarle a la causa ante la falta de confianza en Milo. 

Cali (2): Un caso parecido al de Cote. Es muy necesario en la defensa en su rol de líder. Cuando salió, no fue capaz de detener a los rivales. 

Nacho Martín (S.C): Salió con el partido en una fase en la que no pasó nada y pasó desapercibido.