Sobredosis de oviedismo: Así fue el antes y el después del derbi

La afición del Real Oviedo, que dio colorido a la ciudad en las horas previas, disfrutó de uno de los ambientes con mayor euforia que se recuerda

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Real Oviedo
Dom, 18/12/2022 - 21:51

La hora del vermut ya reunía a cientos de oviedistas por las céntricas calles de Oviedo. Los nervios hasta la hora del encuentro empujaron a muchos aficionados a vivir en compañía la previa de un derbi de altas pulsaciones. Un partido que ya se empezó a jugar en el momento en el que la plantilla del Real Oviedo salía del hotel de concentración en dirección al estadio.

El autobús del equipo fue escoltado hasta el Carlos Tartiere por miles de oviedistas que alentaban a sus futbolistas con banderas, bufandas y bengalas. Un ambiente ensordecedor que colapsaba la Plaza de Pedro Miñor y la calle Alejandro Casona. Mientras, la afición del Sporting recorría el camino al estadio desde las facultades de El Cristo. La previa fuera del campo concluyó sin incidentes.

Una vez en el estadio, oviedistas y sportinguistas - estos últimos volvían en masa al estadio azul después de varios años - cruzaban cánticos entre sí. El picante estaba servido. También, hubo una buena convivencia entre la afición azul con los aficionados rojiblancos incrustados entre la multitud local. Una armonía que convergió aún más cuando sonó el Himno de Asturias, interpretado desde el césped por la Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo.

En los instantes previos al comienzo del partido, un espectacular mosaico cubría de azul y blanco las gradas. Y en el fondo norte, un tifo gigante protagonizado por una imagen de Alfonso II el Casto y varias referencias a la ciudad de Oviedo eran objetivo de miles de fotografías.

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Carlos Tartiere

 
Si los decibelios eran altos fuera del estadio, no lo eran menos en su interior. En el Carlos Tartiere se dieron cita 24.574 espectadores, una de las mayores asistencias en los últimos derbis, solamente superada por el primero que se disputó tras el reencuentro en 2017 (25.996).

El partido fue un carrusel de emociones para la afición oviedista. De los nervios previos se pasó a la inquietud tras el buen inicio del Sporting. Ya en la segunda parte, y tras el gol de Borja Bastón, la euforia se apoderó de un Carlos Tartiere que había destapado el frasco de la felicidad. El pitido final precipitó un grito de liberación también compartido por Álvaro Cervera.

"Es mi primer derbi. Lo había vivido durante la semana donde me di cuenta de la magnitud. La llegada al campo fue muy emocionante. El partido fue de mucha tensión. Siento liberación. Ni me acuerdo de lo que hice", expresó el técnico del Oviedo tras el partido. Antes de esa rueda de prensa, una 'haka' protagonizada por futbolistas y afición que sirvió como colofón a un sábado de sobredosis de oviedismo.