Un año repleto de altibajos: Así fue el 2023 en el Real Oviedo
El conjunto azul cierra la primera vuelta a tan solo tres puntos de la promoción, la segunda distancia más corta en estos 365 días
Apenas restan unas horas para comer las uvas y brindar por el año nuevo. En clave Real Oviedo, un 2024 que se presenta con ilusión y ambición a partes iguales, y con un objetivo claro entre ceja y ceja. Pero antes, tal y como se suele hacer, también hay que hacer balance de lo que supuso el 2023 en la entidad azul. 365 días que, como suele ser habitual, fueron largos y estuvieron llenos de altibajos. Pero, al final, el regusto que queda es positivo, que es lo importante.
Enero. El primer partido del año fue un premio a muchos años de letargo. Hacía ocho temporadas que el Oviedo no se medía a un equipo de Primera División y el sorteo de la Copa del Rey le ‘regaló’ el rival más duro al que podía enfrentarse: el Atlético de Madrid. Un partido en que el equipo compitió y en el que la grada disfrutó (más de 27.000 espectadores en las gradas). Lo de menos fue el resultado.
Febrero. La ilusión que se había generado tras los buenos resultados con Álvaro Cervera alcanzó uno de sus puntos más álgidos en el mes de febrero. El equipo tuvo partidos para poder engancharse de una vez por todas a la pelea por el playoff, pero los malos resultados en casa les condenaron. De hecho, los azules acumularon cinco partidos consecutivos sin vencer en el Tartiere. El ecuatoguineano admitiría más adelante que fue en este mes cuando definitivamente perdió la esperanza de engancharse a la pelea.
Marzo. La muerte de Pelayo Novo inundó de tristeza el oviedismo. Una pérdida irreparable que es, sin duda, la noticia más negativa del año 2023. Pocos días después, el gran proyecto del Grupo Pachuca daría el pistoletazo de salida tras el acto de presentación de los terrenos de Latores. Jesús Martínez fue el encargado de simbolizar el acuerdo enterrando una caja y recordando la figura de Pelayo. Nueve meses después ni siquiera es seguro que la ciudad deportiva vaya a edificarse en Latores.
Abril. El ejemplo perfecto de los altibajos del club. Tras un periodo de dudas que acercó al Oviedo a los puestos de descenso, el equipo carbayón terminó el curso como un cohete y en el mes de abril consiguió 13 de 15 puntos. No solo eso, también fue capaz de dejar atrás sus problemas con el gol –consiguió el récord de más partidos consecutivos sin anotar dos tantos– y llegó a remontarle un 0-2 a la Ponferradina.
Mayo. Con la permanencia en el bolsillo, el 11 de mayo la ciudad de Oviedo apareció empapelada con la cara de Cervera. Se instauraba el estado de felicidad en la capital del Principado y el consenso respecto a su figura era total. Nadie tenía dudas. Cogió al equipo en puestos de descenso y consiguió terminar el curso en la octava posición.
Junio. Sorpresa y dudas al ver una paella sobre la sala de prensa del Carlos Tartiere. Pero todo cobró sentido poco después. Pachuca daba un golpe encima de la mesa con la renovación de Víctor Camarasa, uno de los puntales del equipo la temporada anterior. El equipo se movía rápido en el mercado. La idea estaba clara, las piezas claves renovadas y ya se habían consumado los primeros tres fichajes (Millán, Moyano e Ibarra).
Julio. La dirección deportiva siguió trabajando y se confirmó la salida de Borja Sánchez, que pronto estará de vuelta. Por primera vez en su historia, el Oviedo realizó la pretemporada en México. Una experiencia catalogada por todos como satisfactoria y que supuso un verano diferente en clave azul. Aún así, ya comenzaban los problemas: el equipo volvió con la grave lesión de Álex Millán.
Agosto. Inicio de la competición y, como de costumbre, el Oviedo volvió a no ganar en su debut. Nada nuevo. Pero si algo hay que destacar del mes de agosto fue el regreso de Santi Cazorla. El ‘8’ carbayón demostró amor a unos colores y todo el panorama futbolístico se rindió a sus pies. El boom puso al Oviedo en la escena mediática y, sin hacer ruido, llegó otro Santiago a la ciudad que está siendo el gran referente del equipo: Colombatto.
Septiembre. El mes que sirvió como punto de inflexión. Toda la confianza depositada en Álvaro Cervera se fue a pique tras el encuentro ante el Andorra. Era la jornada 7 y el equipo apenas acumulaba tres puntos. Las sensaciones no eran buenas y Pachuca tomó cartas en el asunto. En su lugar llegó un entrenador con un estilo totalmente opuesto: Luis Carrión.
Octubre. Llegó la primera victoria, la segunda, la tercera y la cuarta. El Oviedo despegaba a base de buen juego y mayor acierto. Y a base de puntos y días Luis Carrión iba configurando un equipo que poco a poco empezaba a salir de la zona baja y mirar hacia arriba.
Noviembre. Se terminó una de las mejores rachas de imbatibilidad del club –más de 500 minutos sin encajar un gol– y se produjo la junta de accionistas. En ella, además de presentar pérdidas por algo más de 2,7 millones de euros, el club dio la sorpresa de que la construcción de la ciudad deportiva de Latores no era definitiva. Y, desde entonces, sigue sin haber novedades.
Diciembre. Coraje ante las bajas. Carrión tuvo que hacer frente a más de ocho lesionados por encuentro y aún así el equipo no perdió. De hecho, todo lo contrario. El técnico no puso ni una excusa y los suyos sacaron todo su orgullo para conseguir ocho de 12 puntos y vencer a dos recién descendidos como el Espanyol y el Elche. El equipo terminará el año a tan solo tres puntos de la sexta plaza. Solo la semana anterior había estado más cerca en lo que va de 2023. Y el objetivo a partir del 1 de enero es recortarlo.