Christian Rivera queda relegado

El mediocentro gijonés no ha vuelto a ser titular desde la derrota frente al Mirandés a mediados de marzo en El Molinón

Imagen
Rivera
Christian Rivera, en Mareo.
Mié, 12/04/2023 - 21:25

Tiene tantas condiciones para ser un muy buen futbolista como inconvenientes para alcanzar la continuidad o el nivel que, a cuentagotas, ha demostrado. Este es el resumen que está caracterizando la etapa de Christian Rivera no solo en el Sporting de Gijón, sino, en general, a lo largo de toda su trayectoria profesional. 

Superada una lesión de cadera, la misma que tuvo Campuzano después, Rivera recuperó la titularidad contra el Tenerife en El Molinón. Repitió presencia en las dos jornadas posteriores, en la visita a Albacete y como local en el encuentro ante el Mirandés. Fue en ese momento cuando el Sporting inició el punto de inflexión que estaba buscando. Lo hizo a partir de su encuentro en El Plantío, donde ya no fue titular

Su suplencia es consecuencia de la titularidad de Varane. El técnico decidió darle la alternativa al jugador con ficha del filial, lo que el joven francés agradeció con un partido más que correcto en su estreno como titular. Desde entonces, Varane ha ido aumentando su nivel, demostrando una personalidad impropia para un jugador debutante. Incluso ha aportado dos asistencias de gol. 

Imagen
Varane

 
Un rendimiento, por encima de lo esperado, que está justificando la suplencia de Rivera, quien en cualquier caso sigue siendo uno de los futbolistas de la plantilla con mejores condiciones. Habilidades que no lo son todo para triunfar. Le pasó en el Eibar, cuando su techo parecía mucho más alto de lo que de momento ha alcanzado. También tuvo buenas actuaciones con el Huesca en Primera y no tantas con el Leganés en la misma categoría. Por eso, de Butarque salió en busca de minutos, así que bajó un peldaño para jugar con el Girona en Segunda división. 

Una categoría, tras su debut con el Oviedo y su breve paso por el Barcelona B, que desde 2020 sigue siendo en la que juega. Su cartel le abrió las puertas de un buen contrato en Las Palmas, donde no triunfó, y la de su regreso a Mareo. Volvió al Sporting como un refuerzo estratégico para elevar la calidad del equipo, lo que no pudo cumplir en su primera temporada y tampoco en la segunda. Solo tiene 25 años, contrato hasta 2025 y por tanto otra nueva oportunidad para amortizar sus aptitudes privilegiadas. Las mismas que, por un motivo u otro, no le sirven para ser titular en un equipo que desafortunadamente solo aspira en este momento a certificar la permanencia.