El Sporting necesita líderes, amor propio y capacidad de mando

Las probables salidas de Róber Pier y Nacho Méndez dejan un vestuario sin apenas liderazgo. La dirección deportiva deberá afinar mucho en el mercado

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Sporting
Mié, 07/05/2025 - 17:26

Los buenos resultados del inicio de temporada hicieron pasar por alto que el Sporting de Gijón carecía de personalidad. La falta de liderazgo en el vestuario no fue apreciada hasta la crisis de resultados de diciembre o, más bien, en los primeros meses de 2025 con la caída en picado del equipo.

Sin Cali Izquierdoz, tampoco Roque Mesa, Pablo Insua o Gio Zarfino. Rubén Albés se puso al frente de una plantilla similar en cuanto a talento a la que dejó Ramírez, pero muy inferior en todo lo relacionado al carácter. El entrenador tampoco pudo compensar la pérdida. Poco a poco fue perdiendo la conexión y su influencia con el vestuario, lo que se tradujo en una racha al alcance de muy pocos. ¡17 partidos consecutivos de Liga sin ganar!

En ese sentido, la llegada de Asier Garitano fue una inyección de moral. Sus charlas individuales sirvieron para que los jugadores despertaran de su letargo. Eso sí, el efecto fue breve. Dos semanas después, tras dos victorias, la luz se fue fundiendo hasta que se apagó por completo el lunes pasado.

Precisamente en Castalia se confirmó el problema, que no solo afecta a la plantilla. Con fundamento o no, el equipo ya se sentía salvado tras una nueva derrota del Eldense, por lo que jugó sin tensión y casi nula emoción. Salvo casos aislados, fue tan plano como su entrenador a la hora de analizar la derrota. No en vano, Garitano cogió su pizarra para analizar lo sucedido, mientras que gran parte de la afición reclamaba un poco de amor propio. Un orgullo que se transmite con cuentagotas en Mareo. El presidente ejecutivo no tiene esa función en el club y la dirección deportiva prefiere optar por un perfil bajo dentro del vestuario.

Por todo esto y con vistas al próximo curso, salvo catástrofe en Segunda, el Sporting no solo deberá fichar jugadores, sino que también dos o tres líderes que aporten personalidad y carácter. Una labor que corresponderá a Gerardo Garcia, el Grupo Orlegi, ambos o quien finalmente seleccione. Detectada esta carencia, otro asunto no menor es la posible falta de autoridad. Y más si cabe con la delicada situación que vive Alejandro Irarragorri. Su ausencia, así como la inevitable sensación de desgobierno en lo deportivo, debilitan la capacidad de mando, orden y credibilidad de quienes gestionan lo que pueden o les dejan en Gijón.