Historia del Sporting (VIII): El primer fichaje del Sporting
Tras el capítulo en honor a Cholo Dindurra, Frichu Yustas vuelve a escribir en Killer Asturias para recordar la figura de Román Soto
La cantera que supuso la playa de San Lorenzo para el Sporting de Gijón fue enorme. De allí salieron numerosos jugadores y también el primer fichaje sportinguista, Román Soto. Al portero, nacido en Gijón en el año 1899 le vieron entrenar en la playa con el equipo del barrio de La Guía, el Racing de Gijón, y ante su reticencia a decidirse a fichar por el Sporting le ofrecieron tres pesetas por partido.
Román Soto debía de cubrir la baja del hasta entonces guardameta titular del Sporting, que había resultado gravemente lesionado y obligado a abandonar el fútbol, Bernardo de la Puente. Fue la última semana de octubre de 1916 y en noviembre Soto debutó en Madrid defendiendo la portería sportinguista. Y el guardameta gijonés fue el titular del equipo rojiblanco hasta la 1921, en el que se produjo su retirada definitiva al ser llamado a filas, junto a su compañero sportinguista Trapote, para luchar en la Guerra de Marruecos en 1921.
A su regreso, en 1923, se dedicó a sus negocios de automóviles como dueño del Garaje Moderno, primer establecimiento local en vender material deportivo dedicado al fútbol. Tan sólo volvió a ejercer de portero en una ocasión, en un encuentro de veteranos del Sporting cuando ya pasaba de los 40 años. Pero Román Soto también pasó a la historia rojiblanca por otro hecho importante: fue el portero que detuvo siete penaltis en un mismo partido. Semejante hecho sin parangón se produjo en el Sardinero, siendo el rival era el equipo local, el Racing de Santander.
El artífice de semejante 'atraco' fue el colegiado santanderino Fermín Sánchez Álvarez. El Sporting había acudido invitado a Santander para disputar un partido amistoso de homenaje al aviador torrelaveguense Joaquín Cayón. El encuentro comenzó de forma muy positiva para los rojiblancos, dominio absoluto y Manolo Meana estaba dando un recital de juego. El árbitro en una jugada absurda señaló un penalti por un supuesto empujón a un delantero racinguista. El penalti lo lanzó la figura del conjunto cántabro, el internacional vizcaíno Francisco Pagaza, parándolo el portero gijonés, desafortunadamente el rechace cayó a los pies del vizcaíno, que abrió el marcador.
Pocos minutos después, el delantero rojiblanco Palacios empató el partido al rematar un centro de Corsino. Cinco minutos más tarde el colegiado se inventaría el segundo penalti. Volvió a lanzarlo Pagaza y a detenerlo Soto, pero el árbitro, alegando que había entrado en el área un defensor rojiblanco, mandó repetirlo en dos ocasiones, volviendo a detener ambas el cancerbero gijonés. Así se llegó al descanso. Con empate y tras cuatro penas máximas paradas por el portero rojiblanco.
El segundo tiempo comenzó como había acabado el primero. Nuevo penalti inventado en contra que Román envía a córner. Fermín Sánchez vuelve a ordenar repetirlo dos veces más. La primera es detenida por el guardameta y la segunda repetición es desviada nuevamente por el portero al saque de esquina. Era el séptimo lanzamiento de penalti y los ánimos estaban muy caldeados. Pese al escandaloso arbitraje el partido finalizó con empate a un gol.
Nada más acabar el encuentro se formó un conato de tangana entre los jugadores sportinguistas, el colegiado y los jugadores santanderinos. El escándalo fue mayúsculo y los futbolistas del Sporting tuvieron que salir protegidos por la policía ante el enfado que mostraban contra ellos el público de El Sardinero. Se refugiaron, junto con los aficionados gijoneses que les habían acompañado en el viaje en autobús, en el hotel donde habían pasado la noche anterior. La expedición no pudo abandonar su refugio, por cuestiones de seguridad, hasta la madrugada. Probablemente fue el mayor y más descarado 'robo' arbitral sufrido jamás. Román Soto, el pimer fichaje sportinguista y el guardameta de los siete penaltis, falleció en Gijón el 5 de marzo de 1982.