Santi Cazorla y un territorio reservado para muy pocos

Santi Cazorla cumple 41 años en pleno regreso del Real Oviedo a Primera división. Una cifra que, en el contexto del fútbol profesional español, lo sitúa en un espacio extremadamente reducido, compartido solo por futbolistas que lograron alargar su carrera en la élite más allá de lo habitual.

El capitán azul no estará este fin de semana en Sevilla por sanción, pero el foco se traslada ya al siguiente compromiso liguero. Si Cazorla disputa minutos ante el Celta, su nombre se unirá al de jugadores que compitieron en Primera división con más de 41 años, como Amedeo Carboni, Ricardo López, Alberto Cifuentes o Joaquín Sánchez, referentes de distintas épocas que lograron mantenerse en activo cuando la mayoría ya había colgado las botas.

Ese dato histórico no es anecdótico. En todos los casos citados, la longevidad no fue testimonial, sino consecuencia de una capacidad competitiva sostenida en el tiempo. Es ahí donde encaja la figura de Cazorla, que sigue formando parte del día a día del equipo, siendo indiscutible cuando está disponible, como demostró ante el Mallorca, donde disputó los 90 minutos hasta su expulsión en el descuento, y aportando lectura de juego y liderazgo en escenarios de máxima exigencia.

Más allá del césped, su influencia se extiende al vestuario. En un Oviedo joven y sometido a la presión del regreso a la élite, Cazorla actúa como referencia emocional y futbolística. Su presencia ordena, calma y eleva el nivel competitivo del grupo, incluso cuando no está disponible para jugar.

Cumplir 41 años en Primera división no es solo resistir. Es seguir compitiendo, seguir siendo útil y hacerlo desde un rol relevante. Si vuelve a jugar ante el Celta, Cazorla no mirará al pasado, sino que confirmará que su nombre sigue escribiéndose en presente dentro de un club reservado para muy pocos futbolistas en la historia de la Liga.