De camino a 'Buenavista'
Álvaro García, durante muchos años cámara de las retransmisiones de Fórmula 1 en España y ahora el ojo que todo lo ve de la selección española de fútbol, dedica a su abuelo su primer artículo en Killer Asturias
Hoy es un día especial, un día de estreno, un día de esos que te llenan, en los que uno se siente un afortunado por aportar su pequeño granito de arena a través de esta columna de opinión. Y, antes de todo, quiero dedicar este espacio a mi abuelo, el culpable de mi inquebrantable oviedismo y del nombre 'Alvarito en Buenavista'.
Recuerdo que los domingos eran días especiales, diferentes, eran días de fútbol, momentos que siempre se me quedarán en la memoria, porque aquellos días yo era el niño más afortunado del mundo.
Subía la calle Calvo Sotelo de la mano de mi abuelo camino del antiguo Carlos Tartiere, girábamos a la derecha por Llamaquique hasta la confluencia con Coronel Aranda y después todo recto hasta que ya empezábamos a divisar el campo.
Mi abuelo nunca llamó al Carlos Tartiere por su nombre, siempre le llamaba Buenavista. Oviedo es una ciudad pequeña, por lo que cada vez que nos cruzábamos a alguien conocido nos preguntaba: “¿Qué, al fútbol con el nieto?”, “¿Vais al Tartiere?”, “¿A ver qué hacemos hoy?”. A lo que mi abuelo siempre contestaba lo mismo: “Vamos a ver qué hacen estos, vamos a Buenavista”.
Si os digo la verdad, yo no entendía muy bien por qué mi abuelo no se sabía el nombre del campo, por dentro siempre me quedaba la duda, pero por más que yo le dijera: “¡Papi, que se llama Carlos Tartiere!". Él esbozaba una ligera sonrisa y me decía: “¡Bah! No tienes ni idea, esu ye Buenavista!”. Yo simplemente me encogía de hombros y seguía mi camino junto a él agarrándole la mano todavía más fuerte. Nunca le di la más mínima importancia a aquello, quizás las personas nunca valoramos tanto las cosas hasta que las echamos de menos.
Ahora que ya no está, que ya no me lleva al Requexón a ver jugar al División de Honor, ahora que no me dice que el bueno del equipo contrario es ese de melena rubia, ahora que no le pide a Donato, el utillero del Oviedo por aquellos años, que le deje un balón para su nieto. Ahora que viendo ese mismo partido ya no le dice a Carlos Muñoz lo mucho que corrió ayer (habíamos ganado tres a cero al Superdepor). Ahora que ya no podemos tirarnos una hora hablando por teléfono analizando el último partido del Oviedo…
Ahora es cuando me viene a la cabeza tu media sonrisa llamando Buenavista al Carlos Tartiere, y por eso mismo ahora es cuando me doy cuenta de que en esos pequeños detalles está la grandeza de lo que fue nuestra relación. No es el hecho de que el estadio del Real Oviedo se llamase Buenavista antes que Carlos Tartiere, es el momento y lugar en el que te das cuenta por primera vez.
Por eso mismo Alvarito dará su opinión desde Buenavista.
Pd: Aquel jugador de melena rubia en edad de juvenil era Gaizka Mendieta.